"Yo creo que el escenario está abierto para el apruebo y para el rechazo"
El secretario de Estado aborda la difícil instalación del Gobierno, dice que insistirá con el "estado intermedio", que le duele cuando le dicen que avalaba la violencia y que en la agenda descentralizadora los alcaldes y gobiernos locales están al centro.
De un segundo a otro, el 11 de marzo pasado, el diputado Giorgio Jackson pasó a ser ministro secretario general de la Presidencia. Esta semana se cumplieron dos meses de ese momento, pero parece que hubiera pasado una eternidad. La responsabilidad del cargo y la intensidad del trabajo se sienten desde el día uno, reconoce el que hasta hace poco más de una década era dirigente estudiantil.
En su amplia oficina del primer piso de La Moneda el secretario de Estado encargado de relacionarse con el Congreso para materializar la agenda legislativa del Ejecutivo, Jackson reconoce que "el rol como parlamentario es exigente, tiene a veces las frustraciones de no tener tanta capacidad de acción por ser parte de un cuerpo colegiado que divide el poder entre muchas personas, pero yo diría que objetivamente acá hay una carga de responsabilidad y trabajo que es muy desgastante, a pesar de que uno tiene muchos equipos para poder trabajar y puede descansar varias tareas en ellos, pero la verdad es que es 24/7.
-Fue evidente que la instalación del Gobierno tuvo problemas. ¿Ya terminó la instalación?
-Sí, es que uno viene con una idea de planificación en el momento que uno aterriza acá en el ministerio, desde los temas administrativos, pero que no puede contar con todos los equipos en el primer mes, sino que desde el segundo. Luego está concordar las formas en las que vamos a trabajar con los demás ministerios, que es un proceso más lento del que me gustaría. Entonces yo diría que sí, que costó más aún en el contexto político que tenemos. No sé si va a llegar algún momento en que yo diga que "este es el ritmo", que "estamos listos". Uno acá nunca deja de encontrar espacios de mejora. Les debe haber pasado a los anteriores que ocuparon este puesto, pero ya están los equipos constituidos y trabajando a full y eso me tiene más tranquilo, porque vemos que, más allá de la agenda reactiva del primer mes, hoy yo diría que sí tenemos ese cuerpo desplegado.
-¿Cómo está hoy el ambiente en el Congreso para el diálogo? Luego del proyecto de quinto retiro las relaciones quedaron dañadas.
-Hoy está mejor que en ese momento. Ese fue un episodio que sin duda marcó una dificultad del Gobierno para conseguir los votos más allá de nuestra coalición. Logramos finalmente conseguir los votos de nuestra coalición en el proyecto alternativo que presentamos, pero no logramos convencer más allá y ese es un problema de no tener mayoría en las cámaras. En este caso, quienes no están en la coalición decidieron votar en contra de un proyecto que creemos que podía servirles mucho a las personas que están pasando por dificultades económicas. Ahora estamos legislando otras cosas que también van en esa línea de ayuda, tanto en materia de las parafinas, salario mínimo y asignaciones familiares, que van a ser significativas para las familias de los trabajadores de Chile.
-¿Se restablecieron las relaciones con la Democracia Cristiana, que fue el partido que más reclamó por ese episodio?
-Sí, hemos tenido más conversaciones con la DC. Los desafíos que nos quedan sortear ahora desde La Moneda son cómo lograr no solo convivencia presente, sino futura, respecto a la que hoy es la coalición de Gobierno, y por lo tanto tratar de no dejar pasar por alto los conflictos del pasado,
"Hemos comprometido que en nuestro gobierno, que dura cuatro años, no va a existir más esta figura (de delegados presidenciales). La mayoría de las competencias de estos se van a ir delegando hacia los gobiernos regionales, que van a ir adquiriendo cada vez más preponderancia".