"Los autores somos gente más disociada que la media"
"El peligro de estar cuerda", de la periodista y escritora española Rosa Montero, es un repaso por los laberintos mentales que conducen a la literatura. La también autora de "La loca de la casa" investigó en sus dolores existenciales más profundos y también en las angustias de otros creadores.
Rosa Montero es una prolífica autora española que cruzó desde el periodismo a la literatura y viceversa.
Rosa Montero dice que su último libro, "El peligro de estar cuerda", es el más suyo de todos. Antes escribió "El rey transparente", "La Loca de la casa" y "La ridícula idea de no volver a verte", entre otras 39 obras literarias y periodísticas. En su nueva historia mezcla autobiografía, ensayo y periodismo de una manera que resulta muy fluida, lo que hace que este texto permita entender qué anda mal en la cabeza de la autora y en la del propio lector.
Montero venía años preguntándose por el cruce entre locura y creatividad. Hurgando en biografías, papers académicos, teorías sicológicas e historias que muestran el reverso de los artistas y sus obras, la escritora fue acumulando material hasta reventar. Literalmente, la autora lo resume así: "Empecé a tener ataques de pánico, entonces ya se me hizo (escribir este libro) casi una cuestión de vida o muerte".
-Dices que no hay que tener miedo a los enfermos mentales.
-El tema de la salud mental ha sido muy importante para mí. Muchos de mis personajes son gente con trastornos mentales y he hecho muchos artículos. En "La loca de la casa", que es un libro de hace veinte años, ya hablo de estas cosas. Toda la vida he estado rumiando esto, toda la vida. Hace cuatro años, apareció en mi cabeza el mandato de hacer este libro en concreto. Porque tú no escoges los libros que haces, los libros te escogen a ti.
-Concluyes que para que sea un motor creativo "estar mal de la cabeza", se requiere un contacto temprano con la decadencia y la pérdida. ¿Qué te convenció de eso?
-Tengo una biblioteca muy grande de biografías, sobre todo de escritores, de artistas en general. Tendré, no sé, seiscientos, setecientos libros de biografías. Me había dado cuenta que había una coincidencia muy elevada de escritores que habían tenido un trauma de infancia, un dolor a una edad temprana, una pérdida violenta de niño, pérdidas inmensurables, ¿no? Una guerra, la muerte de los padres en la infancia, o que de repente se arruinara la familia, como le pasó a Simone de Beauvoir, que su abuelo era banquero y entró en bancarrota y su familia pasó de vivir en la opulencia a vivir en un sitio miserable, con el retrete comunal en el patio. Y hay otras pérdidas que no son tan claras externamente, que a lo mejor no son desahucios, no son muertes domésticas, pero que suponen también la pérdida violenta del mundo infantil. El niño además se divide, se disocia.
-¿Y eso se repite mucho en los escritores?
-Somos gente más disociada que la media. Un montón de expertos te dicen: "Frente al trauma infantil, el niño se disocia defensivamente". Entonces, se disocia y se convierte, por un lado, en un niño que sufre y, por otro lado, en un otro yo que todo lo sabe y no siente nada. Ese "Otro yo" que todo lo sabe y no siente nada es el que crea, el que escribe, el que compone. Ese "Otro Yo" cuida al niño que sufre. Yo siento que con este libro he sacado adelante un cu-
Por Daniel Gómez Yianatos
"Siento que con este libro he sacado adelante un cubo Rubik, que no he conseguido jamás resolver. Soy demasiado impaciente".
Lisbeth Salas