Bajan donantes de órganos
Lamentablemente tanto las cifras de donaciones como las de trasplantes en Chile son insuficientes. En 2003, el 30% de los parientes se oponía a la cesión de órganos de sus seres queridos, cifra que en 2019 se elevó a 59%.
La donación de órganos y tejidos es un acto voluntario, altruista y gratuito, por el cual una persona o su familia deciden ceder los órganos para que sean extraídos e implantados en otra persona. Puede ser realizada por personas vivas que lo aportan a algún familiar, siempre que no altere el funcionamiento vital de su cuerpo, o por pacientes fallecidos, previa autorización de su entorno.
Lamentablemente tanto las cifras de donaciones como las de trasplantes en Chile son insuficientes. En el país, el número de aportantes ha ido en descenso. En 2017 hubo 173, que se tradujeron en 450 intervenciones a pacientes que esperaban algún procuramiento. En 2018, fueron 119 donantes, que se materializaron en 342 trasplantes, considerando que de cada persona se extraen varios órganos. En los años posteriores, la declaración de emergencia sanitaria por la pandemia hizo dejar de lado el tema, para poner todos los esfuerzos en el combate contra el covid-19.
Si bien es cierto son muchas las personas que en vida expresan su decisión de que al fallecer donarán sus órganos y tejidos, los familiares rara vez respetan esa determinación, y la negativa ha ido en aumento. En 2003, el 30% de los parientes se oponía a la cesión de órganos de sus seres queridos, cifra que en 2019 se elevó a 59%. La ley mantiene como familiares que pueden oponerse a la donación, al cónyuge o conviviente civil, hijos mayores de 18 años, padres, representante legal, hermanos y nietos mayores de edad.
Es cierto que la muerte significa un padecimiento para las familias de los donantes y quienes esperan los órganos en momentos de suma complejidad, pero los procedimientos quirúrgicos para los trasplantes se han perfeccionado y la experiencia adquirida constituye, en todo el mundo y en nuestro país, una alternativa válida para enfrentar enfermedades que de otra forma no tendrían curación posible dado el deterioro del órgano y las condiciones del enfermo. La donación puede traer resignación e incluso de conformidad, cuando las familias ven que los órganos de su ser querido están contribuyendo a la prolongación de la vida de otra persona.