El momento de los animales políticos
"Es obligación repensar (...) la reconstrucción del tejido social, en base a amistad cívica"
Estamos a pocos días de un nuevo proceso eleccionario de máxima importancia, como es el plebiscito de la nueva propuesta constitucional. Ciertamente, no ha sido un proceso fácil de entender y seguir, sin embargo, la ciudadanía ha mostrado un interés real sobre este vilipendiado proceso.
Hace tiempo se viene diciendo que los políticos están en crisis de legitimidad, que pululan de sus beneficios o que simplemente no son necesarios, pero siempre que se toman decisiones relevantes se vuelve a confiar en los profesionales de la política. Esta paradoja, que contiene atisbos de verdad, devela que en la sociedad existe un genuino interés en el orden político de nuestro país, aunque no siempre se esté de acuerdo o se aprecie a quienes hacen política.
La sociedad común se ha mostrado abierta a escuchar a intelectuales, comunicadores sociales, personeros del Estado y políticos que están dando sus miradas sobre la propuesta constitucional. Al mismo tiempo, cada persona, con derecho a voto, está forjando un juicio que plasmará en las urnas, pensando en qué es lo mejor para Chile en vistas al futuro.
Esta preocupación por la sociedad y su organización política ha permitido un diálogo racional entre quienes van por el Apruebo o el Rechazo, aunque también hay que reconocer que se ha dado espacio a expresiones poco democráticas como la cultura de la cancelación, la desinformación y la polarización en un ambiente crispado, primando la emoción por sobre la razón.
Por una parte, se han construido argumentos racionales para defender ambas posturas, y por otra, en ocasiones, la emoción embarga al votante, imposibilitándole de generar un ambiente de concordia y amistad cívica.
En vistas a esta política y compleja situación, es obligación repensar, más allá de las diferencias, la reconstrucción del tejido social, en base a la amistad cívica y el bien común, recuperando el alma de Chile, la tradición reflexiva, la apreciación por el otro y el respeto a pensar distinto. La tarea no es fácil, pero digna de ser asumida por animales políticos interesados en el futuro de este país, desarrollando un diálogo racional, entendiendo las diferencias y proyectando lo mejor para una sociedad en crisis de sentido.
Juan Carlos Alvial Filósofo