Cae la barrera y se abren los horizontes
Por mucho tiempo la formación continua en el ámbito de la salud se limitó a desarrollar cursos de especialización del área de desempeño de cada profesional. Sin embargo, es indudable que el confinamiento generado por la pandemia del Covid-19 en 2020 movió los límites en muchos aspectos, y ciertamente, los postgrados son una de esas dimensiones.
Por otro lado, Chile ha logrado posicionarse como referente en Latinoamérica con relación a la formación de pregrado en salud, por lo que no es extraño que esta "globalización del conocimiento" también sea un atractivo para profesionales de otros países de la región, lo que genera la posibilidad de participación en programas online.
Desde otra perspectiva, también es interesante valorar cómo la pandemia les generó la necesidad de educación a los distintos profesionales de la salud. Áreas como salud mental, gestión en salud, cuidados asociados al envejecimiento, así como también la especialización en ámbitos de las distintas disciplinas, se hacen cada vez más demandadas en la formación de postgrado y postítulo.
Asimismo, es importante tener presentes los desafíos futuros de la salud, y en ese espectro, las enfermedades crónicas no transmisibles, como el cáncer y problemas cardiovasculares, los cuales seguirán siendo ámbitos de desarrollo y especialización, así como también, los retos que generan las altas cifras migratorias que tiene nuestro país, lo que nos obliga a poner atención en la formación de salud migrante.
Por todo esto, el desarrollo de programas de formación continua está siendo un área muy importante para las universidades, buscando ser un aporte a la sociedad y dar respuesta a las necesidades en salud al generar profesionales formados de manera competente en los distintos ámbitos de su interés y desarrollo profesional.
Dentro de las limitantes de la formación continua, siempre destacaron el alto costo de los programas y la restricción del tiempo para participar en ellos, considerando que prácticamente la totalidad de los estudiantes debe cumplir jornadas de trabajo rígidas, incompatibles con la presencialidad. Pero la pandemia rompió los límites. Esta demostró que podemos mantener la calidad de los programas de formación continua en formato online o semipresencial, y con ello también, optar a precios más accesibles para los estudiantes. De esta manera, la oferta de programas online y semipresenciales ha aumentado considerablemente.
Alejandra Pérez Directora del Diplomado en Gestión de Organizaciones de Salud de la U. Autónoma