Anotaciones en el hielo: el reto de vivir en la Antártica
"Cuaderno antártico" (Tusquets) contiene todas las historias y secretos que el escritor de Punta Arenas Óscar Barrientos Bradasic reunió en su paso por la Antártica: desde un dinosaurio a un arcángel.
Hace algunos años, el escritor magallánico Óscar Barrientos Bradasic (1974) fue parte del proyecto A, de residencias artísticas en la Antártica del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. El escritor explica que el llamado Proyecto A, de residencia en la antártica, en el que él participó "emulaba las primeras travesías antárticas que se hicieron, donde se llevaron escritores, fotógrafos, cineastas, arquitectos y no solamente militares o científicos. Buscaban esa soberanía blanca los gobiernos radicales, para que un lector de Santiago pudiera leer la Antártica y sentirla suya. Es un resabio de lo que significó el Chile de los 40, 50, y 60, cuando era un país desarrollista".
En su viaje lo acompañó un cuaderno, el que años después se convertiría en este "Cuaderno antártico" (Tusquets). Es la última pieza de una obra literaria comenzada en la década de los noventa, y que ha pasado por los distintos géneros literarios de la prosa, así como también la poesía, y que ha sido premiada en Cuba y publicada en Venezuela y Croacia.
Aunque es injusto decir que Barrientos sólo llevaba un cuaderno, pues llevaba mucha información encima: desde cómo se imaginaba este territorio en la antigüedad hasta representaciones pop. "Aparece (el cómic) Watchmen y (el dibujo animado) Chilli Wiliy. Lo que pasa es que uno de los temas que más me ha obsesionado en los últimos años ha sido la relación del arte con la Antártica. Viajaba con mis libros, viajaba con mi imaginación", comenta el autor.
Antártica imaginada
La Antártica, precisa Barrientos, "fue un continente teorético, en el sentido que fue imaginada antes de ser descubierta. La idea de una gran masa de tierra que estaba en el polo meridional era una certeza desde una época muy antigua, desde Aristóteles y su meteorología. Las cartas náuticas ya ubicaban las tierras incógnitas y las asociaban a monstruos marinos, a serpientes y a seres horribles. En algún momento se creyó, de la mano de San Agustín, que la monstruosidad se producía por el pecado. Allá no llegaba la promesa de la salvación cristiana", acota.
El libro va acompañado de pequeñas imágenes (ilustraciones o fotografías) que le dan cuerpo a los temores humanos y fantasías sobre este lugar.
"Probablemente lo peor de un viaje es hacerlo para comprobar tu propia hipótesis. El viaje arma esta particular simbiosis entre lo que tú has leído y lo que estás viendo", complementa el escritor, que se desempeña como académico en la Universidad de Magallanes.
Otra clave para entender este "Cuaderno antártico" son los dos planos en los que se desarrolla. En uno, el autor ingresa "al corazón de una leyenda escrita en un planeta sin sombras" y en otro, se da el tiempo para contar -en breves capítulos- el acercamiento al continente blanco. Allí se incluyen desde los intentos de hacer patria hasta los monstruos que dicen encontrar entre sus hielos los japoneses, e incluso la cosmovisión maorí de los indígenas de Nueva Zelanda.
Barrientos recuerda como fundamental en su imaginario "la antártica literaria que creó Edgar Allan Poe, en su novela 'Arthur Gordon Pym'".
Al igual que el autor norteamericano, varios escritores chilenos intentaron captar la energía de este lugar, como Francisco Coloane que solo pudo conocerla después de escribir sobre ella.
Mistral y el arcángel
Para Barrientos, el caso más especial es el de Gabriela Mistral, quien nunca estuvo en la Antártica, pero sí residió en Punta Arenas.
"No muchos magallánicos conocen la Antártica. Es difícil, es caro ir. Ella conversaba con los balleneros que habían cruzado los mares antárticos y en cartas a Pedro Aguirre Cerda, entonces ministro de Educación, manifestó su preocupación geopolítica y definió a la Antártica como un arcángel, con una luz que enceguece, con una luz que nieva. Como un ser fantástico".
Sea el nombre que sea, para Barrientos la Antártica "es un paisaje de una naturaleza tan disparatada que las palabras naufragan. Es un fracaso del arte y quería hacerme parte de esa tentativa también".
Y este juicio se basa en su propia experiencia: "Yo tenía una noción del hielo antártico muy tamizada por la fotografía, pero cuando tú te enfrentas, tu retina se enfrenta al hielo antártico, se produce una explosión de color que es muy particular. Son páginas en blanco donde el hombre trata de escribir infructuosamente una epopeya, y toda epopeya está destinada a naufragar, como toda sinfonía a desafinar. Y el viento antártico es de un frío lacerante. Como fui en verano, las horas de oscuridad eran muy pocas, casi 4 horas. Y cuando llegué a la base Prat, por la inmensidad de los glaciares tuve una sensación mística, sin ser yo una persona así".
En su investigación para el viaje, Barrientos compiló una serie de particularidades sobre el continente blanco y aquí los lanza de memoria: "Fue hace millones de años un bosque tropical, donde incluso hubo un dinosaurio. Es un continente prácticamente circular. Es el desierto más yermo que existe. Ocupa casi la décima parte de la tierra, es la mayor reserva de agua dulce. Hace unos años fue encontrado un témpano del tamaño de Luxemburgo. Además, se encontró un meteorito el año 1984". Esta y muchas otras historias esconde el cuaderno de este autor sobre el sitio más austral de Chile.
óscar Barrientos Bradasic recibió el "premio a la trayectoria poética Pablo neruda" y "el premio nacional de narrativa y crónica francisco coloane".
"Cuaderno antártico"
Óscar Barrientos Bradasic
Tusquets
170 páginas
$ 16.900
Por Cristóbal Gaete
"Fue hace millones de años un bosque tropical, donde incluso hubo un dinosaurio. Es un continente practicamente circular".
Rafael Cheuquelaf