Acuerdos de Libre Comercio: una oportunidad
Es inexplicable que la ratificación del "TPP11" haya demorado tanto en el Congreso
Durante la década de los 90 e inicios de los 2000 Chile vivió un importante proceso de apertura al comercio mundial y así nuestro país, que se caracterizaba por exportar minerales, pasó a abrirse espacio en los mercados globales con muchos otros productos, incentivando la internacionalización de la actividad agrícola y forestal.
Chile protagonizó el primer acuerdo de libre comercio entre un país asiático y otro latinoamericano: el suscrito con Corea del Sur en 2003, mientras ya regían los primeros instrumentos suscritos con la Unión Europea.
Luego vendría Estados Unidos, China, Japón y una importante integración comercial para un país cuya economía se sostiene en la comercialización de una diversidad de mercancías, explicándose así cómo es que el vino chileno se bebe en París, las manzanas se comen en el Reino Unido y las uvas son apetecidas en Beijing.
Cada uno de estos acuerdos significan más favorables para lo que producen nuestros campos junto a sus trabajadores y, a diferencia de las tergiversaciones que se propagan, no exigen a Chile ceder soberanía sobre sus asuntos internos, ni acceder en condiciones menos favorables a los beneficios del intercambio comercial. Siendo esto así, es inexplicable que la ratificación del Acuerdo Progresista Transpacífico ("TPP11") haya demorado tanto en el Congreso y que habiéndose producido esta el martes 11 pasado el Gobierno haya anunciado que no acelerará el Decreto que oficializa la entrada de Chile al bloque comercial: solo en el primer año de vigencia de ese Acuerdo se conoció que las exportaciones chilenas al grupo descendieron en un 36%.
Mas aun considerando la recesión económica que se intensificara el 2023 y que ya golpea al mundo del trabajo, disminuyendo sus salarios reales y posibilidades de encontrar una fuente laboral para miles de personas que ya han perdido su empleo producto de la pandemia. Ñuble tiene una vocación agrícola y forestal. Según el último Censo de 2017 somos la región con mayor ruralidad del país (30,6%) y un enorme porcentaje de nuestro esfuerzo económico depende de la venta de lo que producen nuestros campos. Por lo mismo, lo mejor para la región es que el Gobierno oficialice la entrada de Chile a ese mercado, lo que permitirá que productos como la uva y el vino, los "frutos rojos" o también los de origen ganadero, entre muchos otros, puedan ser ofertados en este espacio comercial de más de 500 millones de personas y alto poder adquisitivo.
Frank Sauerbaum
Diputado