Del plan de emergencia al plan de rescate
Nadie está ajeno a la crisis económica nacional y mundial, la emergencia sanitaria la estamos dejando atrás, pero nos está heredando un grave problema económico para las empresas y familias. Un gran número de compañías del rubro de la construcción han caído en quiebra o en reorganización durante este año. Hasta agosto, de acuerdo a la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, son 82 empresas a nivel país.
Por su parte, los permisos de edificación en Ñuble están cayendo significativamente desde el 2019. Los metros cuadrados acumulados a septiembre de 2022 son 115.238 mt2 y presentan una caída abrupta en relación al 2019 de un 42%. Esto indica que en los próximos dos años vamos a tener menos obras y se habrá agravado el problema del déficit habitacional.
Junto a esta menor producción de viviendas, habrá más personas necesitadas de un subsidio producto de que la situación económica generará problemas financieros a las familias, ya sea por la pérdida de empleos o por caída de poder adquisitivo derivado de la alta inflación que hemos tenido el último año, y que durante el próximo no dejará de estar en rangos todavía altos, y aún lejos del rango meta del 3%. Es posible que pronto estemos en un punto de inflexión para la inflación, pero no así en la crisis que enfrentan las empresas y familias, porque hay un rezago. El déficit de 641 mil viviendas, puede verse incrementado en 400 mil por las familias que están en riesgo por no pagos de arriendos o dividendos.
Para avanzar en la solución de problemas sociales, se requiere de las empresas para entregar bienes y servicios. Además, éstas, en su proceso, generan empleos e ingresos por impuestos al Estado. En el sector de la construcción venimos colaborando con el Gobierno en el Plan de Emergencia Habitacional, que tiene bien puesto el nombre, porque se trata verdaderamente de una emergencia y estamos haciendo todos los esfuerzos como gremio para aportar, pero la pandemia ha traído alzas de costos y los subsidios han venido a incrementarse con un desfase, así como los precios pagados por Obras Públicas con la implementación del reajuste polinómico pueden estar llegando un poco tarde.
Así como el Gobierno implementó rápidamente el plan de emergencia y las empresas acudieron a trabajar en él, ahora se requiere un plan de rescate para atender de la misma manera la grave crisis, porque las empresas en sí mismas constituyen también un bien, para defender el tejido productivo y social del país. Estas requieren ciertas flexibilidades y que los pagos salgan a tiempo. Tenemos que ser capaces como país de dar continuidad a las inversiones, en que por cada mil millones de pesos se generan 100 empleos. La inversión ha venido cayendo desde el año 2014, por el bien de Chile tenemos que ser capaces de cambiar esa tendencia.
Como cámara tenemos un compromiso radical con las empresas y con las familias para sacar el país adelante.
Ricardo Salman Presidente CChC Chillán