Efecto mariposa
Adelanto del libro ""En otro lugar" Por Susan Mailer
Mi recuerdo más temprano está en mi vientre. Tengo seis años. Me subo a una silla y saco del librero el álbum familiar. Inmersa en las fotos, invariablemente me encuentro con una imagen rectangular en blanco y negro de mí en brazos de mi madre. Cada vez que la veo siento un incómodo aleteo de mariposa en mi estómago y rápidamente doy vuelta la hoja. Algunas veces, sabiendo que se acerca esa foto, me salto la página del todo para evitar el efecto mariposa.
Tenía menos de dos años cuando mi mamá dejó a mi papá, y ese mismo día, según contaba ella, conoció a Salvador, un mexicano alto y guapo. Tres semanas después iniciaron un largo viaje en auto desde Nueva York hasta la Ciudad de México, parando en el camino a visitar amigos y familiares de Salvador. Norman, mi padre, se quedó en Nueva York, libre para seguir su sueño bohemio, y se mudó a un loft en el barrio beat del Lower East Side con su amante Adele. Yo me quedé con mi abuela, mi grandma Fanny, la madre de Norman, quien me llevó a vivir con ella y mi abuelo a su departamento en Brooklyn Heights.
En junio partimos a Long Branch a pasar una temporada en casa de mi tía abuela Jenny, hermana de Fanny. Era una casa típica de Nueva Inglaterra, blanca por fuera con postigos verdes y rodeada de un lindo jardín. En esa época las azaleas inundaban de color el espacio, mientras que los grandes árboles nos protegían del sol. Algunos días íbamos a la playa que estaba a solo un par de cuadras. Cuando la corriente del mar estaba muy fuerte mi abuela y su hermana me tomaban de la mano para que no me arrastraran las olas.
El viernes por la tarde, después de cerrar la oficina, mi abuelo tomaba el tren para encontrarse con nosotras por el fin de semana.
Supongo que mi padre nos habrá visitado alguna vez.
Un día caluroso de julio, tres meses después de partir a México, mi mamá regresó a buscarme. Mi abuela aún no había perdido la esperanza de que Bea cambiara de opinión. Esperaba que no le gustara México, o que se hubiera desencantado de Salvador. Pero nada de eso había pasado. Mi mamá no solo seguía enamorada de Salvador, también estaba fascinada con el país. No tenía dudas. Se mudaría a México y me llevaría con ella.
Según me contó, me quedé callada, y como si no la hubiera oído, me bajé del sofá y tomé mi muñeca, saliendo al jardín por la puerta principal. Poco rato después apareció un auto que se estacionó frente a la casa. Se bajó mi mamá dirigiéndose a la puerta. Al verme paseando el coche de muñecas en el jardín, se detuvo.
"En otro lugar"
Susan Mailer
Lumen
370 páginas
$18.000