Salvaguardia es una palabra de nuestro idioma español, que según la RAE (Real Academia de la Lengua española) significa amparo o garantía.
El martes 29 de noviembre, recién pasado, fue el día en que la alfarería de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, fue inscrita en la lista de salvaguardia urgente de patrimonio cultural inmaterial de la Unesco.
La salvaguardia de los patrimonios natural, material e inmaterial, es un tema que en Chile, se está haciendo cada vez más necesario y urgente. Así lo han entendido muchos, a través del sistema educativo de nuestros niños y jóvenes.
Lo que viene a significar esta inscripción, es que se ha reconocido a nivel mundial, a todas las generaciones de mujeres que han transmitido este saber y que por lo tanto permitieron que esta hermosa alfarería haya traspasado los siglos en esta zona de Chile. Paralelamente se está señalando un compromiso del Estado de Chile para implementar acciones que respalden la continuidad de esta labor en esas comunidades de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca.
Esta salvaguardia del patrimonio inmaterial de la alfarería de Quinchamalí, declarada por la Unesco, viene a reafirmar una historia, una tradición y un esfuerzo de un grupo de cultores y tesoros humanos vivos que no pasan de un centenar, en las localidades ancestrales de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, en la región de Ñuble.
Este grupo de artesanos, han perseverado por décadas y son herederos de un conocimiento traspasado de generación en generación, principalmente entre las mujeres. Estos saberes traspasados de madres a hijas, provienen desde los pueblos originarios que ya fabricaban sus utensilios de uso diario, con estas técnicas para poder comer, beber y almacenar los productos de la tierra, del bosque y de su trabajo.
Mi reconocimiento a todas ellas, a su labor y su gran trabajo de belleza sempiterna. Mi reconocimiento también, para todos sus promotores en el pasado que vieron antes que otros, su valor, me refiero a Darío Brunet, Tomás Lago, Pablo Neruda, Marta Brunet, Nemesio Antúnez, entre tantos otros.
Los ñublensinos debemos ser los primeros en valorar a nuestra gente, nuestros cultores y tesoros humanos vivos, que mantienen vivas las tradiciones y la identidad de Ñuble.
Alicia Romero Silva
historiadora