Como semana a semana demuestran las encuestas, el Gobierno sale mal evaluado porque sustenta su actuar en su ideología y no en la realidad de los chilenos y chilenas. Día a día, desde quienes trabajan en la agricultura hasta en la industria tienen que pagar impuestos. Todos lo hacemos: incluso quienes ganan menos y no pagan el impuesto a la renta, pagan el impuesto al valor agregado (IVA) en cada compra que realizan. Por ejemplo, la principal fuente de ingresos tributarios del Estado es el IVA y tiene una tasa del 19%, es decir: de cada 100 pesos que gasto, le pago 19 al Estado.
Un ejercicio similar pasa con los sueldos, mes a mes. En la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, durante gran parte de 2022 y todo lo que llevamos de 2023, hemos trabajado en el estudio y votación de la reforma tributaria que ha propuesto el Gobierno.
Este proyecto, que fue denominado "Reforma tributaria hacia un pacto fiscal por el desarrollo y la justicia social" se construyó sobre la base de que la tributación, tanto de las personas como de las empresas, era insuficiente y que, al final del día, si se incrementaban los impuestos a niveles de países desarrollados, el Estado tendría las herramientas para entregar el bienestar que es necesario para la población.
Por supuesto, en esto hay un montón de errores o desprolijidades, como les dice ahora el Gobierno. Sin entrar en los detalles técnicos, hay un gran error, para hablar claro, que posee la reforma tributaria en su esencia: es que no fomenta el crecimiento. Esta reforma tiene un foco en los emprendedores y en las empresas y eso es problemático, porque estamos comenzando una fuerte recesión y el Gobierno quiere estrujar más los bolsillos de quienes están día a día haciendo que el país funcione. La reforma está llena de nuevos impuestos que, en vez de promover que el empresario (micro, pequeño, mediano o grande) pueda ahorrar e invertir para crecer o emprender, tenga que pagar más impuestos y destinar más horas del día a hacerse cargo del papeleo que la reforma impone. Cuando Chile mejor estuvo fue porque se entendía que más ingresos recibe el Estado mientras todos estamos ganando más.
Si quienes mueven la economía crecen, también lo hace la cantidad con que aportan. Cuando hay crecimiento hay más y mejor empleo; pero estamos prontos a entrar a una recesión y, si el Gobierno, con tal de tener más ingresos sube los impuestos se contrata a menos trabajadores, se crean menos empresas y las inversiones se detienen. Desde octubre de 2019 hasta septiembre de 2022 los inversionistas han sacado más de US$50.000 millones del país, según datos del Banco Central. Es decir: nos estamos volviendo más pobres y el Gobierno nos sube los impuestos. Precisamente, en vez de facilitarle las cosas al emprendedor y al empresario, el Gobierno nos hace la vida más difícil. Más bienestar desde el Estado, dirán algunos; otros, que habrá más ayuda para quienes la necesiten. Sin embargo, la mejor y más digna ayuda es el trabajo, un sueldo justo y la seguridad de que podemos volver a nuestros hogares seguros. Es de esperar que en lo que resta de su trámite, el Gobierno ponga el foco en las personas y su realidad: los chilenos y chilenas no necesitamos más bonos, sino más y mejores trabajos y más seguridad. Y en esto, nuevamente, el Gobierno va al revés.
Frank Sauerbaum, diputado RN por Ñuble