Envejecimiento saludable
El mundo está envejeciendo y las cifras así lo confirman. Sólo en Chile y según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 1992 los adultos de sobre 60 años representaban un 9,5% de la población mientras que, en 2022, este porcentaje aumentó a un 18,1%. Datos que demuestran una realidad preocupante, sobre todo cuando en Chile la calidad de vida de las personas mayores es cada vez más precaria, siendo esta situación uno de los principales desafíos que enfrenta nuestro país a nivel social.
Una inquietud que también se extiende a nivel internacional y que ha sido destacada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El organismo sostiene que existen más de mil millones de personas con 60 años o más los que, en gran parte, provienen de países con bajos o medianos ingresos. En busca de una solución, ha declarado la "Década del Envejecimiento Saludable", entendiendo que es una situación que requiere la atención de todos los sectores de la sociedad.
Dado que el envejecimiento de la población es un fenómeno que no se detendrá, es fundamental que desde el Estado se planifique con antelación la manera en que vamos a hacer frente a esta realidad, porque de lo contrario, lo que hoy es un dato, en el futuro se transformará en una crisis. Para ello, será relevante crear e impulsar tempranamente medidas sociales, sanitarias y económicas enfocadas a promover y fomentar aquellos hábitos que son potentes factores protectores, como lo son las relaciones sociales, el ejercicio, la alimentación saludable, la espiritualidad, entre otras, permitiendo así disfrutar de una tranquila, sana y plena vejez.
Mildred Mayr, gerente de Desarrollo Sur Grupo Medical.
Gasto exacerbado, una enfermedad profundizada
Los últimos años del país han significado una constante agitación política, económica, social y sanitaria. Principalmente, post 18 de octubre de 2019 Chile se enfrentó un nuevo escenario bastante complejo, acompañado del inicio de una pandemia, la cual conllevó desembolsar un considerable gasto público en el sistema de salud, como también de bonos, subsidios y transferencias directas.
La materialización de las ayudas sumó más de 24 billones de pesos, siendo una de las ayudas más grandes que ha realizado el Estado de Chile. Lo anterior arrastró en 2021 un aumento histórico del gasto público, creciendo un 33,2% respecto del año anterior. Es sabido que, durante los últimos años, la expansión estatal ha tomado gran fuerza en presupuestos, mas esto no se traduce en una mejor gestión ni ha contribuido a la tan anhelada dignidad.
Es importante precisar que la eficiencia del gasto público presenta graves problemas para ser alcanzada, principalmente debido a que las administraciones públicas carecen de cálculo económico, por lo que premiar la ineficiencia será una constante ciega, la cual no decaerá. En tal sentido, la planificación central sigue dañando el crecimiento económico sin pensar en la libertad de las personas.Sebastián Millán Calisto, Fundación para el Progreso
La regulación de las isapres
Hace unos días, se mencionó que la Superintendencia de Salud (regulador operativo y financiero de las isapres) generaría una instrucción, para que las isapres no provisionen un monto relevante de pasivos contingentes, en base a los estándares financieros que rigen hoy (Norma Internacionales de Información Financiera /IFRS). Esta eventual provisión se sustenta en el fallo judicial de fines de 2022, en el que se les ordenó aplicar una nueva tabla de factores a todos los afiliados y restituir los cobros realizados en exceso.
Si las isapres provisionan las pérdidas de acuerdo a la norma NIC 37, tendría un efecto de pérdidas o disminución patrimonial, incumpliendo con ello los indicadores financieros definidos por la Super de Salud. En este escenario, los propietarios tendrían que inyectar aumentos de capital o caer en incumplimiento, lo que implicaría quebrar el sistema y dejar sin cobertura a los beneficiarios.
El problema no es que las normas financieras-contables sean rígidas o poco comprensibles con la realidad de eventos económicos, sino que, en este caso, las malas decisiones o acciones del pasado en este sector y por diferentes actores ha hecho que se genere una seudo intervención del regulador, quien ya definió en su momento las reglas de operación del modelo y ahora, cuando le conviene, las exime de aplicación, como ocurre en la situación actual.
Ahora parece "razonable" para el regulador generar una instrucción a las isapres, para que no provisionen el fallo judicial y así evitar las consecuencias negativas. Con esto, si bien se evita, en parte, una crisis, cabe preguntarse cuántas veces habrá que hacer excepciones y si realmente constituye la solución, sino habría que judicializar, aplicar la legislación o asumir criterio realidad.
Guillermo Rebolledo, Universidad de Chile