Las turbulencias de la Celac
La Cumbre en Buenos Aires de los jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Latinoamericanos y Caribeños, adoptó un largo listado de compromisos, con 111 puntos de la agenda global, "dentro de la unidad y diversidad política, económica y cultural". Entre ellos, condiciones financieras, seguridad alimentaria, cooperación ambiental, brecha de género, integración, zona de paz, preocupación por la pandemia y medidas sanitarias, medicamentos de alto costo, drogas, gestión de desastres, innovación, inclusión social, trasformación digital, infraestructura, situación de mujeres jóvenes y niñas, lenguas indígenas, migraciones, discapacidad, cultura, cooperación de academias diplomáticas, corrupción, y coordinación en organismos.
En lo contingente, el Documento se refirió a Cuba, para poner fin al bloqueo y sacarlo de la lista del terrorismo; Venezuela, y las negociaciones gobierno-plataforma unitaria; Malvinas, y respaldo a Argentina; y Puerto Rico, enfatizando su carácter Latinoamericano. Puntos plenos de propósitos acordes a las reiteradas aspiraciones regionales.
La Celac no estuvo exenta de divergencias, algunas muy profundas, que se evidenciaron en réplicas y hasta cruces de opiniones entre los altos más representantes. Era de esperar, pues existen ciertas situaciones, que se evalúan con posiciones políticas e ideológicas antagónicas, sin la unidad proclamada. Es el caso de la vigencia del régimen democrático, en Cuba, Nicaragua, o Venezuela, los derechos humanos, las desigualdades, o los derechos civiles, enfatizados de diferentes maneras y perspectivas. Otro tanto sobre Perú, el apoyo o rechazo al depuesto Presidente Castillo, y a la actual Presidenta, claramente criticada por gobiernos pertenecientes al Grupo de Puebla, que desempeñó un papel gravitante coordinado con antelación. No faltaron tampoco, las habituales arengas de los líderes latinoamericanos, que motivaron enérgicas respuestas y acusaciones de injerencia indebida.
Episodios aislados, pero que comprometen y postergan las necesidades principales que lograron adhesión.
Samuel Fernández Illanes, académico Facultad de Derecho UCEN
De unicornios a camellos
Los despidos masivos de las startups en grandes empresas son una situación ya casi normalizada. Dentro de las últimas semanas se ha comunicado de múltiples desvinculaciones en reconocidas compañías como Amazon, Microsoft, Houm, Notco y Betterfly. Pero ¿cuál es la razón de esto? Principalmente debido a crecimientos descontrolados y planificaciones erráticas a corto plazo.
El mantener un crecimiento responsable dentro las compañías se vuelve vital para evitar instancias de despidos masivos, recortes tan drásticos y poder superar la contracción. Hoy el capital de riesgo, tal como adelantó Y Combinator, es cada vez más difícil de garantizar, los inversionistas están más cautos. El mundo de la innovación no ha estado ajeno a la incertidumbre universal, contexto que sin duda masifica los temores de los emprendedores y los obliga a modificar sus estrategias.
Como líderes de equipos, debemos ser conscientes con el desarrollo y la expansión. Hacemos un llamado al ecosistema a crecer de forma sana, responsable y optimizada, ser cautos con el uso de los recursos y estratégicos, solo así podremos seguir generando una industria capaz de resistir a las crisis. Ahora es cuando se pone a prueba la capacidad de los líderes emprendedores, de ser responsables y lograr que éste sea un espacio más estable para desarrollarse. Quizás, por un momento, debemos postergar el sueño del unicornio y apuntar a ser unos camellos responsables.
Daniela Baytelman
Garantía, no subsidio
El Fondo de Garantías Especiales, en particular el dirigido a créditos hipotecarios, es un buen esfuerzo por parte del Gobierno en materia habitacional, pero insuficiente por donde se le mire.
En primer lugar se debe aclarar que en ningún caso es un subsidio habitacional, sino simplemente un fondo que permite que el análisis por parte de un banco sea más favorable para el potencial comprador, al ser el Estado el que garantice un 10% en caso de incumplimiento de pago, pudiendo así entregar créditos hipotecarios con un 10% de pie, y no un 20%. El esfuerzo es insuficiente pues sólo podría beneficiar a cerca de 24.000 familias, muy lejos del déficit de 650.000 viviendas a la fecha.
Los esfuerzos del Gobierno debieran estar en fortalecer la capitalización individual, generando nuevamente condiciones como las de hace pocos años, con tasas de créditos hipotecarios de un 2%, a 30 años plazo, y con sólo un 10% de pie, y para ello debe destinar la cotización adicional de la reforma previsional a las cuentas individuales de cada trabajador.
Eduardo Jerez Sanhueza