Cáncer, un desafío país
Por años la palabra cáncer se ha asociado a muerte, cargándolo de connotaciones negativas que lo posicionan como una de las patologías más temidas. Las cifras también avalan este temor: de acuerdo a proyecciones de Cancer Research UK y AIRC, se estima que para el año 2040 se diagnosticarán unos 29,5 millones de casos nuevos de cáncer anualmente.
Si bien hoy esta enfermedad ya es la primera causa de muerte en nuestro país, es importante tener presente que también muchos pacientes sobreviven gracias a los avances de la medicina, la investigación científica y, sobre todo, a la promoción de hábitos saludables y la detección precoz.
Diversos tipos de cáncer se pueden prevenir evitando la exposición a factores de riesgo comunes. Es cierto que algunos están fuera de nuestro control, como los antecedentes familiares o edad, pero otros como el consumo de alcohol, tabaco y la obesidad son modificables. Fomentar hábitos saludables desde la primera infancia puede hacer la diferencia en el riesgo futuro y ese es un primer desafío.
La prevención tiene también un papel esencial. Es fundamental educar a la población para realizar de manera periódica exámenes como la mamografía, colonoscopia, antígeno prostático y papanicolaou, así como para estar atentos a las primeras señales de alarma para consultar precozmente, dada la evidencia de altas tasas de remisión del cáncer ante un tratamiento oportuno.
Como país tenemos grandes desafíos por delante y en este mes en que se conmemora a nivel mundial el Día Mundial contra el Cáncer, desde el Instituto del Cáncer RedSalud hemos asumido un compromiso para generar acceso al tratamiento oportuno a lo largo del país, promover la detección precoz y cerrar la brecha de especialistas disponibles en regiones.
Creemos también en el trabajo en red y en la complementariedad público-privada para reducir las cifras de cáncer en nuestro país y las listas de espera que mantienen a 9 mil personas en la fila, de acuerdo a lo informado por el Ministerio de Salud al Congreso Nacional recientemente. El momento de hacer frente a este desafío país es ahora..
Dra. Claudia Gamargo Oncóloga médica, director Médico del Instituto del Cáncer RedSaluda
¿Avanzando hacia el desarrollo?
Las concepciones de sociedad y modelos económicos son temas que pueden discutirse en distintos espacios abiertos a diferentes visiones, cada una de ellas en base a experiencias históricas o a una seria labor investigativa.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) suscritos por Chile en septiembre de 2015 - como parte de la Agenda 2030 -, establecen una serie de parámetros de conducta para avanzar armónicamente con el medio ambiente y el entorno en general, pero también trabajando para el tan necesario crecimiento económico. Quienes hoy ejercen el liderazgo en sus respectivos sectores, son responsables de aunar ambas miradas y lograr que esos dos enfoques vayan de la mano como estrategias complementarias, y no excluyentes ya que, al ser tan ambiciosas y visionarias, requieren de la participación de todos los sectores de la sociedad y del Estado para su implementación.
Para avanzar hacia una sociedad desarrollada y sustentable, se requiere que nuestras autoridades lideren un proceso de trabajo colaborativo para definir cuál será ese futuro que permitirá orientar nuestros esfuerzos para lograrlo. Definir reglas del juego claras y consensuadas por una gran mayoría de personas que deseamos vivir en paz y con oportunidades de trabajo, es sólo una parte para avanzar en este proceso.
Ese deseado objetivo país, pasa a ser una meta tan importante que puede sumar voluntades individuales y colectivas. Lograrlo no sólo es parte de un trabajo conjunto de Estado, empresas, academia y la sociedad, sino que pasa a ser el norte orientador y motivador que permitirá a las instituciones dirigir sus esfuerzos para avanzar hacia ese futuro mejor que, por ahora, se ve poco claro.
Dra. Sandra Alcina Mg -Carlos Edo. Barroso, académicos de Facultad de Administración y Negocios U. Autónoma
Conservación privada
La crisis climática es un fenómeno con el que definitivamente la humanidad está en deuda, pues no hemos sido capaces de tomar medidas profundas para detener su avance. En esto, las cifras hablan por sí solas: menos del 30% del planeta está conservado y la vida salvaje ha disminuido en un 68% durante los últimos 50 años. Y si hacemos zoom en nuestro país, el gasto del Estado en conservación es de menos de dos dólares por hectárea y solo un 21% del territorio está bajo Áreas Protegidas.
Datos que evidencian que el Estado, filántropos y ONGs no pueden ser los únicos actores de la conservación. Así, actores privados han jugado un importante rol subsidiario de estas deficiencias. En este sentido, ha cobrado fuerza una tendencia, inspirada en el modelo Land Trust de EEUU, conocida como parques rurales de conservación, una figura de protección que tienen como finalidad resguardar el suelo agrícola, incentivar actividades forestales no maderables, promover la bioeconomía y fomentar la ruralidad como forma de vida.
Sin embargo, pese a lo innovador del modelo, no todo ha sido fácil en el desarrollo de estos proyectos, ya que líneas más puristas de conservación, buscan dejar a las personas como turistas de la naturaleza y no como protagonistas.
Diego Varela, Fundador de Biósfera Austral