El Valle del Itata es la zona vitivinícola más extensa del sur de Chile, y actualmente, con un patrimonio de 500 años de historia, sufre las consecuencias de la ola de incendios forestales que aún se vive en el país. El daño fundamental de estos viñedos se concentra en las cepas ancestrales como la uva país, cinsault y moscatel, afectando principalmente a las comunas de Quillón, Portezuelo, Ránquil, Ninhue, Coelemu y Quirihue, según dieron a conocer desde el Ministerio de Agricultura en la región.
De hecho, el seremi del agro en Ñuble, César Rodríguez, precisó que "se ha avanzado en este catastro, pero todavía falta considerar a los campos de mayor tamaño. Hasta el momento serían 210 las hectáreas afectadas, lo que representaría el 5% aproximadamente de la cantidad de hectáreas de uva en la región, que son alrededor de 4 mil según catastro del SAG. Sin embargo, insisto esto no ha terminado porque seguimos catastrando y hay sectores donde no hemos podido llegar porque aún hay incendios que siguen activos". Rodríguez agregó que los esfuerzos continuarán en esta línea y que ahora se sumará en la estadística de las instalaciones, líneas de proceso y bodegas que resultaron afectadas en estos siniestros.
Gremios
Desde la Asociación Gremial de Viñateros del Itata, su presidente José Álvarez, manifestó que "en este momento toda ayuda es bienvenida. Nosotros hemos llevado años en mesas de trabajo, pero las ayudas en la contingencia deben ir acompañadas del cumplimiento a las inquietudes que tienen los productores para la regulación de valores en materias primas y mano de obra". Esta asociación que agrupa en sus registros a 2 mil pequeños productores, continua el levantamiento de información de las necesidades particulares de los viñateros afectados en cada comuna.
Sobre las superficies de viñedos afectados, Seferina Riquelme, vicepresidenta de la asociación y dirigente viñatera por más de 43 años, hizo un llamado a la responsabilidad en cuanto al manejo de cifras y a retomar las medidas que podrían apoyar y proteger la continuidad de la ancestral actividad vitivinícola en la zona. "Una viña que ha sido quemada demora cinco años en volver a producir, esto no se puede solucionar con un solo bono. Necesitamos que las autoridades establezcan un precio real y justo a la uva, hemos entregado cartas personalmente a las autoridades para transmitir la urgencia de la problemática para los productores y esto es un problema que ha pasado de gobierno en gobierno", dijo la agricultora local.
Productividad futura
En tanto, para Carlos González, presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, el daño en los viñedos del valle del Itata es preocupante. "Seguramente habrá un par de temporadas en que la producción será nula porque estas viñas hay que recuperarlas con manejo agronómico, por lo que claramente no será inmediato. Desde el punto de vista logístico se tendrá que trabajar en la poda para volver a vigorizar las viñas y contar con un programa de fertilizantes adecuados para recuperar los minerales que necesitan". A pesar de este complejo escenario González confía en la recuperación. "A lo largo de la historia muchas viñas patrimoniales han sufrido una serie de ataques de plagas, sequias e incendios y han logrado recuperarse en su mayoría", indicó. Cabe destacar, que esta asociación también continua en campaña para apoyar a los pequeños productores en cuanto a abastecimiento de insumos y materiales para poder recomenzar.
"Habrá un par de temporadas en que la producción será nula porque estas viñas hay que recuperarlas con manejo agronómico".
Carlos González, Asociación de Agricultores