Manifestaciones se generalizan en Francia y Gobierno cierra la Plaza de la Concordia
INDIGNACIÓN. En repudio a Emmanuel Macron, quien mañana enfrentará dos votos de censura por haber aprobado su reforma de pensiones saltándose al Parlamento.
Agravadas desde el jueves pasado por la aprobación a la fuerza de la reforma de las pensiones, las protestas antigubernamentales se amplificaron ayer en buena parte del Francia, lo que hizo recordar la revuelta de 2018 de los "Chalecos Amarillos".
El malestar de la calle por la adopción, por decreto y sin voto en la Asamblea Nacional, de una reforma que eleva la edad de jubilación de los 62 a los 64 años se ha trasladado también al Parlamento, que mañana previsiblemente votará dos mociones de censura para tumbar el Ejecutivo nombrado por el presidente francés, Emmanuel Macron.
No obstante, ambas iniciativas tienen pocas posibilidades de prosperar, en caso de que la formación conservadora Los Republicanos (LR) consiga mantener la disciplina de voto que no lograron el día 16, cuando el Ejecutivo, en minoría relativa, se vio abocado a accionar el artículo 49.3 por la ausencia de una mayoría clara en la Asamblea.
Convocadas muchas de ellas en redes sociales al margen de los gremios y los partidos, las manifestaciones tuvieron lugar en varias decenas de ciudades francesas, incluso las medianas o pequeñas, como Mulhouse o Compiegne.
Como es habitual, la movilización de mayor impacto fue la de París.
Ante la prohibición gubernamental de manifestarse en la plaza de la Concordia, en la que las protestas de las dos noches previas se saldaron con centenares de arrestos y numerosos desmanes, los manifestantes se desplazaron a la Place d'Italie, en el sur de la capital.
Allí, se mezclaron militantes sindicales y de partidos de izquierda con manifestantes al margen de cualquier organización, recordando al movimiento de los "Chalecos Amarillos" de 2018, que terminó en una revuelta nacional por el descontento social de los habitantes de las zonas rurales y del extrarradio de las ciudades.
Casi dos horas después del inicio de la marcha, en la que se escucharon eslóganes contra "el autoritarismo" de Macron, hubo quema de contenedores y levantamiento de barricadas, que provocaron cargas de la policía, que empleó gas lacrimógeno en respuesta al lanzamiento de proyectiles por algunos manifestantes.
Hasta el cierre de esta edición, las autoridades no habían divulgado ningún balance, ni de detenidos, ni heridos.
Mientras, varias ciudades del sur también registraron intensas movilizaciones callejeras.
Se espera que este tipo de manifestaciones espontáneas, sin el paraguas de ninguna institución u organismo oficial, se reproduzcan los próximos días.
Sus participantes exigen la retirada de la reforma, algo que Macron descarta, pues la considera fundamental para equilibrar el déficit del sistema de pensiones y sanear así las cuentas del país.