Funerales narcos
Una decena de colegios suspendió sus clases debido a la ceremonia funeraria que se haría en Valparaíso por la muerte de "El Ñaju". Resguardar la seguridad de los estudiantes y docentes es primordial. Sin embargo, desde distintos sectores de la sociedad civil, e incluso desde el Gobierno, hemos estado promoviendo la importancia de que los niños asistan a clases y que los colegios deben ser "lo último en cerrar y primero en abrir".
Ante esto, parece absurdo pensar en que normalicemos el cierre de los establecimientos educacionales por cada funeral narco que venga en el futuro. Cada vez son más las localidades que hablan de un "protocolo antibalaceras".
¿No existe otra solución? Una que no amerite que la ciudadanía se esconda en casa cada vez que estos eventos ocurren. ¿La cereza en el pastel?
Desde el PR se ha presentado un proyecto de ley para restringir el horario de estos "funerales de alto riesgo", así sabremos en qué horario ocultarnos..
Gabriel G. Mora
¿40 horas para quién?
Esta semana el Senado aprobó el proyecto de ley que reduce la jornada laboral a 40 horas semanales. Varios actores, sobre todo desde el oficialismo, celebran la iniciativa aludiendo a que "mejorará la calidad de vida de los trabajadores".
Pero, ¿a quiénes mejorará la calidad de vida? A aquellas personas con empleo formal. Lamentablemente pocos chilenos tienen acceso a este tipo de trabajo y a todas las ventajas que trae: sólo el 43% de los hombres en edad de trabajar y el 30% de las mujeres en la misma condición.
¿Cómo podemos ampliar esta cobertura? Los datos muestran que la formalidad de los países, incluido Chile, aumenta en la medida que Pymes y emprendimientos entran en un círculo virtuoso de crecimiento, productividad y más empleo. También, distintas investigaciones señalan que la actual rigidez en la jornada laboral de Chile dificulta la formalización, sobre todo en mujeres.
Desde Pivotes planteamos que si queremos que más chilenos gocen de los beneficios y protección social que trae la formalidad, debemos avanzar hacia un régimen tributario que incentive el crecimiento de emprendedores y Pymes, y la vez debemos profundizar en la flexibilidad de nuestra jornada laboral, que facilite la conciliación entre empleo y familia.
En esta celebración de las 40 horas no hay que olvidar uno de los grandes desafíos que Chile tiene pendiente: generar más y mejores empleos formales.
Elisa Cabezón, directora de Evidencia de Pivotes
Cambio de receta
Aún existen economistas, políticos o ciudadanos que creen a estas alturas que el Estado debería realizar la mayor parte de las actividades económicas del país. Desde la retrospectiva histórica esta tesis no ha funcionado prolijamente: sucedió con el azúcar cuando se crea Iansa en el año 1953 al querer el Estado controlar la actividad agroindustrial, sucedió también con LAN en la década del 30'.
Ahora no es una sorpresa que el litio esté bajo este mismo escenario. En dicho contexto hubo voces de cierto lado de la política chilena el cual querrían negar cualquier tipo de licitación a los privados pero nuevamente la historia se repite, la ministra de minería durante estos días expresó la necesidad de ayuda de los privados para la extracción del litio, planteando la expresión "no lo podemos hacer solos". Con dicho comentario queda en demostración la necesidad de la protección a la propiedad privada y el fomento que el Estado debe impulsar para que estos sean partícipes de las diversas actividades económicas, ya que de los privados nace la creación, innovación, las nuevas tecnologías, etc.
Felipe Jara S., Fundación para el Progreso
"Vergüenza ajena"
Ha habido discusiones entre los diputados sobre cómo multar a los que llegan atrasados. Vergüenza ajena da saber que los atrasos siquiera son tema entre funcionarios de altísima responsabilidad y renta.
Y pensar que estos ciudadanos son los que obligan a millones de personas a mostrar su cédula de identidad al comprar una cerveza, incluyéndonos a los que peinamos canas. Bueno, son consistentes con sus atrasos: para ellos, el tiempo perdido no vale nada.
José Luis Hernández