Agencias
Ucrania puso fecha a su contraofensiva, el comienzo de la primavera en el hemisferio norte, tras el arribo al país esta semana de la primera partida de tanques Leopard 2 de Alemania, Portugal y Canadá, y de los Challenger 2 británicos a Kiev.
"Depende de las condiciones climatológicas. En primavera la tierra está muy húmeda. Se pueden utilizar sólo vehículos sobre orugas. Creo que (la contraofensiva) la veremos en abril-mayo", dijo Oleksii Réznikov, ministro de Defensa ucraniano, en declaraciones a medios estonios.
Hace sólo unos días el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseguró que la contraofensiva no sería posible hasta que Kiev reciba el armamento y la munición necesaria para no enviar a los soldados a una muerte segura.
En todo el frente
Réznikov explicó que el Estado Mayor espera al "momento adecuado" y que el contraataque tendrá lugar en varios sectores del frente, sin especificar.
"Estoy seguro de que continuaremos liberando los territorios ocupados, como ya lo hicimos en Kiev, Chernígov, Sumy, Jarkov y Jersón", dijo.
El ministro, que pronosticó "cambios muy positivos para Ucrania" este año, se subió ayer a uno de los blindados Marder suministrados por Alemania, que también envió el lunes la primera partida de 18 Leopard-2.
El martes le tocó el turno a los Challenger británicos y ayer, la ministra española de Defensa, Margarita Robles, anunció que Madrid enviará seis Leopard más a Kiev, apenas seran reparados.
En cuanto a las promesas europeas de un millón de proyectiles, Réznikov admitió que el Ejército ucraniano necesita más munición si quiere recuperar territorios, aunque precisó que Kiev gasta entre 4.000 y 7.000 proyectiles diarios, mientras Moscú, unos 20.000.
Wagner
Mientras, en el frente, después de un par de semanas de estancamiento, los mercenarios del Grupo Wagner intensificaron de nuevo, al parecer, sus operaciones de asalto en el bastión de Bajmut, en la región independentista de Donetsk.
En este sentido, el Instituto sobre el Estudio de la Guerra (ISW), los Wagner pueden haber tomado el complejo metalúrgico AZOM, cuyos túneles sirvieron de trinchera durante nueve meses a los soldados ucranianos, con lo que controlarían ya el 65% de la ciudad, y ahora se estarían dedicando a despejar la zona de enemigos.
Si los blogueros militares rusos hablan incluso de la toma del mercado y de posiciones aledañas al Palacio de Cultura en el centro de la ciudad, los medios oficiales precisaron que los combates se han trasladado ahora a los polígonos industriales al sur de AZOM.
Sea como sea, Zelenski se niega a entregar la ciudad, que se ha convertido en el símbolo de la resistencia a la ocupación. En declaraciones a la prensa estadounidense, aseguró ayer que si el presidente ruso, Vladimir Putin, siente por un momento que Kiev es débil, atacará con todas sus fuerzas.
En la misma línea, Réznikov aseguró que los defensores ucranianos "redujeron el potencial ofensivo ruso", lo que ayuda a las tropas ucranianas "a estabilizar la línea del frente y ganar tiempo para preparar la contraofensiva".
COSTo de AMBOS BANDOS
El jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, reconoció ayer el alto costo en vidas humanas de los encarnizados combates.
"La batalla por Bájmut prácticamente ha destruido al ejército ucraniano y, lamentablemente, ha dejado bastante maltrechos a los Wagner", dijo.
El ministro Réznikov replicó que "ellos también están cansados. Han sufrido grandes pérdidas, muchos muertos y heridos. Habitualmente, pierden no menos de quinientos soldados diarios".
El dilema del Ejército ucraniano ahora es qué hacer con la localidad de Avdíivka, en las afueras de Donetsk, donde las fuerzas rusas también están intentando cercar la ciudad.
Perder Avdíivka sería un revés aún mayor que la derrota en la batalla por Bajmut, ya que eso dejaría expedito el camino a las tropas rusas en el centro de Donetsk, según el ISW.
Grossi en zaporiyia
A su vez, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, inspeccionó ayer la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, bajo control ruso desde hace un año.
Admitió que la creación de una zona de seguridad ya no está en la agenda. "Estamos desarrollando un concepto para proteger la planta de manera más local", dijo a los medios.
La situación de la mayor central nuclear de Europa "no está mejorando, sino por el contrario, las hostilidades alrededor del recinto se están intensificando", recalcó.
Grossi aseguró que está tratando de "proponer medidas realistas que puedan ser aceptadas por todas las partes".