Reencuentro con el Alma de Chile
Recientemente se conmemoraron 10 años desde el funcionamiento del telescopio Alma, el más potente que existe capaz de "observar" el universo invisible, el que no emite luz. Alma se construyó con un trabajo colaborativo de cientos de personas de diversas culturas, lenguajes, edades y habilidades. Un logro que significó el esfuerzo de todos ellos para entenderse en medio del Desierto de Atacama, con turnos extenuantes a más 4.500 metros de altura, y bregar con su diversidad para salir al encuentro y lograr juntos crear algo increíble.
A medida que avanzamos en tiempo de Cuaresma, y nos acercamos a la Pascua, este acontecimiento cobra sentido como ejemplo para nosotros como sociedad. Como cristianos cada año acompañamos a Jesús al desierto a orar para concentrarse en lo esencial y a luchar contra nuestras tentaciones. Como país llevamos varios años en el desierto paralizados por nuestras diferencias y propias tentaciones. Algunos piensan que de la destrucción puede surgir algo, otros se agrupan en bandos acusándose mutuamente, otros se aprovechan del desconcierto general y, quizás la mayoría, observa intentando salvarse a sí mismos.
"Observar lo invisible" nos da una orientación. Tenemos miles de necesidades materiales, pero nos hemos empobrecido de espíritu, de alma y eso nos ha vuelto ciegos para encontrar la fraternidad, y así avanzar juntos en un mejor país.
Si logramos volver a llenarnos de ese espíritu común, del "Alma de Chile", podremos renacer como país y volver a vernos como hermanos y no como "ellos y nosotros".Patricia Olivares
Bienestar laboral
Entendido como un sentimiento relacionado con la satisfacción, compromiso y felicidad con la que las personas hacen su trabajo, el bienestar laboral ha adquirido gran relevancia en las organizaciones, sobre todo tras la llegada de la pandemia del covid-19.
Sin duda, la pandemia generó muchos cambios en nuestras vidas, así como en la forma en que trabajamos. Lo anterior se tradujo en un mayor estrés y angustia en muchos colaboradores de las empresas.
Y es que de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 45% de los trabajadores dice sufrir estrés vinculado con el empleo, realidad que repercute en forma directa en el rendimiento laboral.
Frente a lo anterior, algunos consejos para potenciar el bienestar laboral en las empresas son contar de un adecuado espacio de trabajo; organizar el trabajo; establecer objetivos realistas; fomentar el trabajo en equipo; emplear un lenguaje positivo; impulsar una vida sana; y capacitar permanentemente a los trabajadores.
Claudio Oyarzún Fracei
Los discursos públicos: ¿Pensamos como hablamos? o ¿hablamos como pensamos?
Hoy sabemos que hay una ciencia del lenguaje que se preocupa de ello. Se trata de la "psicolingüística" que estudia lo que ocurre en la mente-cerebro cuando hablamos, comprendemos, leemos o escribimos. Ello es posible sobre la base de la facultad del lenguaje articulado, innata, y humana que nos diferencia de los demás seres vivos. Así lo planteó el insigne lingüista Noam Chomsky. Así es que disponemos de un conocimiento científico que "nos observa".
Un psicolingüista observa, examina y evalúa nuestras producciones verbales; puede ser un lingüista y/o psicólogo interesado en examinar la relación entre el lenguaje y los eventos mentales (comprensión, producción, memoria, atención, imaginación, emociones, argumentaciones, etc.). Por lo mismo es que se puede asociar con la psicología, antropología, ciencias cognitivas, fonoaudiología y ciencias de la comunicación. Lamentablemente en Chile no existe la profesión de lingüista, sólo lo encontramos en campos asociados o "aplicados".
Por otra parte, mientras exista una disciplina que estudie los mecanismos biológicos del cerebro (neurolingüística), la "psicolingüística" se preocupa de dar cuenta de lo que ocurre consciente o inconscientemente en los usos sociales de la lengua (hablar/escribir/). Involucra los discursos como representaciones sociales que ocurren en los "actos de habla". Ambas disciplinas se complementan enormemente en el estudio de la "comunicación humana" y debieran ocupar un amplio espacio en las mallas curriculares de las distintas profesiones, principalmente aquellas relacionas con pedagogías y ciencias sociales.
No sería extraño, entonces, que las ciencias del lenguaje pudieran tener un espacio destacado en algún departamento académico de nuestras Universidades comprometidas con la formación además de periodistas, ingenieros, profesionales de la salud, ciencias políticas, etc. De cualquier forma nos ayudaría a ser mejores ciudadanos y valorar los encuentros verbales de la vida cotidiana dedicando mayor atención a lo que entendemos y expresamos. L. Wittgenstein (1889-1951), el gran filósofo del lenguaje, escribió "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente". Como para interesarse en los "discursos públicos". O como escribiera el antipoeta N. Parra "la realidad no cabe en un zapato chino, menos en un zapato ruso", "to be or not to be, what is the problema?", "el problema de la filosofía es quién lava los platos".
Omer Silva Villena,
profesor/lingüista