El valor del cuidado mutuo
El sociocuidado o el cuidado mutuo de las personas en una comunidad es un valor que, lamentablemente, está en desuso en nuestra sociedad actual. A menudo, la gente se enfoca tanto en sus vidas y propias necesidades, que se olvida de aquellos que les rodea.
Cada día las personas están menos involucradas en la comunidad en la que viven, evidenciando relaciones más superficiales y menos significativas entre los individuos y sus grupos. Esta falta de conexión y confianza se ha convertido en un problema arraigado en nuestra sociedad moderna y ha llevado a una sensación de aislamiento y desconexión.
La falta de conductas de sociocuidado pueden llevar a crecientes brechas, pues al centrarse únicamente en uno mismo se deja atrás la igualdad de oportunidades y la justicia social. La falta de atención en quienes nos rodean y especialmente en los más vulnerables, se traslada a una mayor fragmentación y desigualdad social.
Es importante reconocer el valor del sociocuidado y empezar a hacer cambios significativos para fomentar la solidaridad y empatía. Si cada persona se centrara en cuidar y ayudar a aquellos que les rodean, la comunidad en su conjunto sería más fuerte y próspera. Así, se vuelve fundamental promover una cultura del cuidado mutuo para promover la unidad y conexión entre las personas.
En suma, el sociocuidado es un valor esencial que puede ayudar a fortalecer nuestra sociedad. Promoverlo, provocaría un impacto significativo en nuestras vidas y en nuestra comunidad, creando relaciones más fuertes, mejorando la salud y el bienestar de las personas, y ayudando a cerrar las brechas que nos separan. Sumémonos a construir una sociedad más unida, participativa y respetuosa.
Sandra Acuña, Universidad de Las Américas Sede Concepción
Políticos y patria
A ustedes señores políticos y quienes de ello se deriven, el pueblo los eligió y representan diferentes formas de concebir una mejor sociedad, lo que implica entendimiento paz y respeto en el decir y actuar, ello descarta por tanto la violencia en cualquiera de sus formas y el irrespeto especialmente a nuestros próceres e historia patria.
Por ello, a los que corresponda, exijan se respete un marco mínimo de acción; en éste, a estas alturas menoscabado juego democrático y si hemos de creer que la democracia ha sido y es útil a la nación…
¡Por favor la Patria está primero!
José Manuel Caerols Silva
Voltereta
El tema voltereta en el ámbito político no es nuevo. "Observen mis labios y tomen nota de mi promesa: no subiré los impuestos". Magistral y elocuente anuncio político de George H.W. Bush en la convención del Partido Republicano en 1988. No obstante, dos años más tarde tuvo que alzar los impuestos como parte de un compromiso con los congresales del Partido Demócrata. Obviamente este abrupto cambio político, i.e., voltereta, le pasó la cuenta al presidente Bush, siendo derrotado por el presidente Clinton en las elecciones presidenciales siguientes.
En la práctica, los ciudadanos tienden a ignorar el efecto voltereta si sienten afinidad con el líder político y a exagerar su importancia cuando éste les desagrada. El cambio de proceder de un líder puede resultar beneficioso en un mundo que se mueve con rapidez y evoluciona con tecnología e innovación, pero debe reflejar un pensamiento pragmático que considere la viabilidad de una idea antes de adoptarla.
Permanecer estático no es opción. Sin embargo, cuando un líder político cambia de opinión y visión de un día para otro, la confianza depositada en él y su credibilidad invariablemente resultarán dañadas. Quizá la mejor herramienta política de un líder sea su honestidad.
Gustavo M. Astorquiza, P. Eng.