Agua de buena calidad
Ese día será feriado irrenunciable y el voto será obligatorio para poco más de 15 millones de ciudadanos. "El desafío entonces radica en saber aprovechar los acuíferos y reducir al máximo la pérdida de caudales de los ríos"
Para una región de marcada vocación agrícola y en permanente crecimiento como Ñuble, la escasez hídrica es un tema que hay que abordar con la seriedad que corresponde. Si bien ya es claro que se trata de un fenómeno natural de características inevitables, también tiene una fuerte componente de parte de la acción humana; pues aun cuando actualmente existe agua dulce suficiente en el planeta para satisfacer las necesidades de la población mundial, su distribución es desigual en tiempo y espacio. He ahí el conflicto.
¿Falta el agua realmente? En honor a la verdad, no del todo. Lo que si tenemos es la ausencia del elemento vital en algunas regiones del planeta, ya que su uso se ha incrementado en más del doble en relación con la tasa de incremento poblacional. Según datos proporcionados por Unesco, hoy tenemos a la quinta parte de la población mundial habitando lugares donde efectivamente escasea el agua y otra parte importante de la masa demográfica planetaria sufre recortes del suministro. Como se puede advertir, la mala distribución es la fuente del problema.
El desafío entonces radica en saber aprovechar los acuíferos y reducir al máximo la pérdida de caudales de los ríos. Es importante hacer presente que el agua de los ríos no se pierde cuando llega al mar, cumple una de las etapas del ciclo del agua, que es fundamental para la mantención de los bordes costeros y los ecosistemas marinos. Pero es preciso hacer un uso sustentable del recurso. Y ello porque los efectos del cambio climático están a la vuelta de la esquina, por lo que es de importancia gravitante proteger el medioambiente y utilizar eficientemente el líquido vital. Para ello, las políticas públicas deben fortalecerse y las autoridades deben partir por tomar real conciencia de la situación que enfrentamos. Ambos elementos nos llevarán a invertir adecuadamente en reservas de agua que serán agradecidas en el futuro.
A todo lo anterior, sumamos el efecto contaminador con la presencia de plaguicidas, la degradación del suelo, explotaciones mineras, el mal tratamiento de las materias fecales y el aumento desproporcionado de los centros de concentración urbanos. Todo ello ocasiona la proliferación de fuentes de agua de mala calidad que podrían transformarse en una gran amenaza para la salud pública y que de hecho, actualmente son causantes de la muerte de cinco millones de personas al año en el mundo. No hay que ser un experto para darse cuenta que prevenir es mucho más barato que remediar y eso toma ribetes de mayor complejidad si se comprende que puede llegar el momento en que la medicina no sea capaz de curar la enfermedad. Preocuparse ahora es la clave, antes que el agua pueda convertirse en un verdadero lujo. Tenemos tiempo. Aprovechémoslo antes que tengamos que ver el agua solo a través de las lágrimas del lamento.
Angélica Cuevas Palominos
abogada, magíster en Política y Gobierno UdeC