El periodista opositor ruso Vladimir Kara-Murzá, en prisión preventiva desde hace un año y acusado de traición y otros dos cargos penales, fue condenado ayer por un tribunal ruso a 25 años de prisión.
"Imponer a Kara-Murzá una pena de 25 años de prisión a cumplir en una cárcel de alta seguridad con restricción posterior de libertad por un año y seis meses", reza el fallo, leído por el juez Serguéi Podoprigórov.
La condena del destacado disidente generó una gran expectación y reunió en el edificio del Tribunal Urbano de Moscú a cerca de un centenar de periodistas y diplomáticos.
En su última intervención, la semana pasada, Kara-Murzá aseguró que no se arrepiente "de nada" y que ama a Rusia.
"Estoy en la cárcel por mi postura política, por estar en contra de la guerra en Ucrania, por mi larga lucha contra la dictadura de (el presidente Vladimir) Putin", afirmó el opositor.
El tribunal también impuso ayer una multa de cerca de 5 mil dólares, a Kara-Murzá y le prohibió ejercer el periodismo durante siete años.
El disidente, de 41 años, fue hallado culpable de alta traición, delito que se castiga con hasta 20 años de cárcel, difusión de información falsa sobre la actuación del Ejército ruso en Ucrania y cooperación con una ONG declarada indeseable por la Justicia rusa.
El juez estuvo a tono con la demanda de la Fiscalía que había pedido para Kara-Murzá 25 años de prisión, mientras la defensa anunció que recurrirá esta sentencia.
"Creemos que durante el proceso judicial se cometieron varios fallos y vamos a recurrir", aseguró la letrada María Eismont, citada por TASS.
De acuerdo con la abogada, el propio Kara-Murzá reaccionó a la sentencia diciendo que prueba su valía como "ciudadano y político".
Varias decenas de periodistas independientes exigieron previamente la libertad de Kara-Murzá en una carta, en la que acusan de "infundadas" y "cínicas" las acusaciones, y de político el proceso judicial abierto contra el opositor. "Kara-Murzá es un auténtico patriota que en los primeros días de la guerra ya se pronunció contra la agresión rusa (...). Pero hoy en día en Rusia abogar por la paz y el cese de la guerra es un crimen", señalaron.
Reacciones
El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, rechazó la condena y la calificó de "nuevo golpe al estado de derecho y al espacio cívico" en Rusia. "Nadie debe ser privado de libertad por ejercer sus derechos humanos, por lo que pido a las autoridades rusas que lo pongan en libertad sin demora", dijo.
Por su parte, EE.UU. condenó la resolución y pidió la liberación de los 400 presos políticos que hay en el país.
El vocero del Departamento de Estado, Vedant Patel, apuntó a que Kara-Murza es "otro objetivo de la creciente campaña de represión del gobierno ruso", en tanto la Unión Europea (UE) condenó la sentencia "escandalosamente dura" de Rusia.
El encarcelado líder opositor ruso Alexéi Navalni calificó de "injusta, ilegal y fascista" la decisión judicial, mientras que Evgenia Kara-Murzá, su esposa, expresó su orgullo por la valentía, la consistencia y la honestidad del activista, y le prometió permanecer siempre a su lado.
Lavrov
Paralelamente, y pese al repudio global por el dictamen, ayer el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, inició su gira latinoamericana en Brasil, donde volvió a culpar a "Occidente y OTAN" de la invasión a Ucrania.
Acompañado por el canciller brasileño, Mauro Vieira, Lavrov dijo que Vladimir Putin desea una "solución duradera" que ponga fin a la guerra, pero acusó a EEUU y Europa de "no cumplir con obligaciones que asumieron hace años".
Lavrov añadió que Rusia y Brasil "tienen una visión única" sobre el conflicto, aunque Vieira reiteró que la "intención" del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva es "ayudar a una solución pacífica", mediante un "grupo de países" que permita promover "un cese al fuego inmediato".