Política sin novedad
La actualización de la Política Nacional de Ciberseguridad constituye una medida necesaria para orientar la protección de los usuarios, tanto privados como públicos, frente a las amenazas en el ciberespacio. Sin embargo, los objetivos de política pública que se presentan en el borrador son casi idénticos a los planteados en la versión antecedente, que data del 2017.
Si bien estos forman parte de una política a largo plazo, considero que es indispensable transparentar el grado de cumplimiento de la hoja de ruta anterior, con el fin de identificar brechas críticas y establecer prioridades claras donde enfocar nuestros recursos.
Por ejemplo, a pesar de los esfuerzos realizados por el Estado en los últimos 5 años en materia normativa y regulatoria, diversos estudios revelan que la educación y cultura de ciberseguridad (objetivo 3) se mantienen en niveles bajos. Además, los recientes ataques demuestran que la resiliencia de nuestras organizaciones e infraestructuras frente a incidentes (objetivo 1) continúa siendo cuestionable.
Sin un diagnóstico preciso respecto de las medidas que se han cumplido y los aspectos en los que aún tenemos deficiencias, la implementación práctica de la nueva Política Nacional de Ciberseguridad estará en entredicho.
Francisco Bedecarratz Scholz, doctor en Derecho y Director Grupo de Investigación IA+D Universidad Autónoma
Día Mundial de los Océanos
Cada 8 de junio celebramos el Día Mundial de los Océanos, fecha que nos invita a reconocer y valorar su importancia para nuestras vidas y sustento. Estas grandes masas de agua que cubren gran parte de la superficie terrestre son esenciales para la regulación del clima en nuestro planeta, ya que absorben el dióxido de carbono (CO2) y el calor de la atmósfera. Constituyen una fuente esencial de alimentos y minerales, además de ser un importante recurso para nuestra economía. No por nada se estima para el año 2030, alrededor de 40 millones de personas estarán trabajando en industrias relacionadas con los océanos.
Desde el punto de vista ecológico, los océanos constituyen el hábitat de numerosas especies de plantas, invertebrados, peces e incluso especies marinas aún desconocidas. Esto, permite relevar la importancia de la biodiversidad de los ecosistemas marinos, ya que aportan en la producción de oxígeno en la atmósfera. Estudios señalan que entre el 50 y el 80% de la producción de oxígeno en nuestro planeta tiene su origen en el proceso de fotosíntesis de las especies del plancton marino.
Lamentablemente, la extracción indiscriminada de especies marinas no permite una adecuada reposición, alterando el equilibrio natural de estos recursos e impidiendo restaurar su vitalidad y evitar su agotamiento. Por otra parte, la enorme cantidad de desperdicios y agentes contaminantes, sobre todo plásticos depositados en los océanos, está provocando la desaparición de miles de especies marinas. Si bien, los gobiernos han adoptado una serie de medidas para resolver estos problemas, hoy resultan insuficientes para evitar el impacto que estamos generando.
Nuestros océanos están cambiando, al igual que otros ecosistemas del planeta, y lamentablemente es la intervención humana la responsable de esta degradación. Es por ello, que necesitamos tomar conciencia de la relevancia que tienen los océanos para nuestra existencia y el entorno. Es imperativo que aunemos fuerzas y trabajemos en conjunto para mantener el equilibrio natural de los ecosistemas marinos, evitando el agotamiento de los recursos que nos brindan y restaurando su vitalidad.
Claudia Rojo Coordinadora de Instituto de Ciencias Naturales UDLA Sede Viña del Mar