Pendientes con el equipo de salud
A propósito de las medidas frente a la situación sanitaria de hospitalizaciones pediátricas y la reconversión de camas, si bien el centro es el acceso, oportunidad y calidad de atención de los niños, no debemos descuidar a quienes los atienden y cuidan durante su hospitalización.
En cuanto a los equipos de salud, la pandemia pareció habernos dejado algunas lecciones que hoy demuestran estar muy lejos de mejorar: la seguridad de la atención, la salud mental y sobrecarga laboral, déficit en las dotaciones de profesionales, entre otros de una larga lista de pendientes. Ojalá superada esta triste crisis de virus respiratorios, sea asumida con responsabilidad y pueda traducirse en acciones concretas.
Bernardita Achondo H., Universidad de los Andes
Camas pediátricas
La neumonía por VRS (Virus Respiratorio Sincicial) en el menor de dos años es una enfermedad grave, potencialmente letal y que lamentablemente año a año cobra víctimas, aún cuando existan todos los recursos para brindarle atención sanitaria. Cualquiera que haya trabajado en una UCI pediátrica, tanto en la red pública como privada, conoce esta realidad.
Atribuir todas las muertes de niños durante la campaña de invierno a la falta de camas resulta peligroso y atenta contra la credibilidad en un sistema sanitario que en materia de salud respiratoria ha conseguido grandes logros, tales como disminuir la mortalidad infantil a niveles incluso más bajos que el promedio de países desarrollados.
Dicho lo anterior, cuando la respuesta sanitaria ante un bebé grave, es trasladarlo desde San Antonio a Arica, es que tenemos un problema de gestión de camas gravísimo. En salud no hay tiempo para probar nuevas fórmulas ni para errores por falta de experiencia. La situación es compleja y nuestras autoridades deben actuar a la altura.
Si hemos de lamentar una vida más, los chilenos debemos tener garantía de que el menos, no sea por falta de atención oportuna y de calidad.
Claudio Olmos G, Facultad de Medina UNAB
Salvar vidas donando sangre
La relevancia de donar sangre pareciera que se nos olvida de tanto en tanto. Por ello, las estrategias informativas y de difusión nunca sobran y debieran practicarse de manera sistemática en el tiempo, considerando que la donación de sangre es un acto altruista que puede salvar vidas: ayuda de manera desinteresada a que otras personas puedan sobrellevar una enfermedad, como el cáncer; a superar una condición que puede derivar en complicaciones, como la anemia; y también a sobrevivir a accidentes o traumatismos.
La sangre disponible para todo esto nunca es suficiente, por lo que es imprescindible reforzar siempre en la comunidad el impacto de ser donante y romper mitos en torno al procedimiento.
Aún hay quienes creen que una persona con tatuajes nunca podrá ser donante de sangre, bastando sólo con que transcurran seis meses desde el tatuaje para que pueda hacerlo. También algunos creen que se pueden contagiar con alguna infección durante el proceso, pese a que se realiza bajo estrictos estándares de bioseguridad, con equipos desechables y manipulados por personal altamente entrenado. Además, está la creencia de que la persona que dona se puede debilitar, pero quien es sano, al día siguiente recupera el volumen de sangre extraído mediante los líquidos ingeridos vía oral.
Cada vez que se dona sangre se puede ayudar a tres personas diferentes. El tiempo aproximado del proceso es de 30 minutos y consta de tres etapas: registro de datos del donante; entrevista para evaluar estado de salud y antecedentes que permitan cautelar la seguridad de los productos y, por tanto la vida, de los futuros receptores; y la extracción propiamente tal. Toda la información que se proporcione es confidencial, sujeta a la Ley 19.628 sobre Protección de la Vida Privada.
Si deseas ser donante dirígete al Centro de Sangre de tu ciudad e infórmate del proceso y requisitos. Estos recintos abastecen a diario a hospitales públicos de la red asistencial que requieren de un suministro constante de componentes sanguíneos.
Es importante mencionar que durante la pandemia el número de donantes bajó considerablemente y aún no se recupera el mismo nivel. No obstante, la necesidad de sangre aumenta.
Andrea Peñaloza