El Gobierno francés mantuvo anoche el amplio dispositivo de 45.000 policías para tratar de continuar la desescalada de los disturbios que sufre el país desde hace siete noches.
A pesar del claro descenso de la violencia -157 detenidos la noche del domingo frente a más de 400 en la del sábado-, las autoridades van a continuar con su despliegue, que incluye 7.000 efectivos en la región parisina, así como unidades especiales y blindados en Marsella y Lyon.
Anoche también se suspenderá el servicio de buses y tranvías desde las 21.00 horas en París y su región circundante para evitar que los vehículos pudieran ser incendiados, pero al cierre de esta edición ya había 11 detenidos.
En paralelo, el presidente Emmanuel Macron realizó su primera salida del Elíseo relacionada con el estallido de la ola de violencia tras la muerte de un joven de 17 años de origen argelino por los disparos de un agente en un control policial.
Acompañado del ministro del Interior, Gérald Darmanin, se desplazó por sorpresa a un cuartel del distrito XVII de la capital que alberga a varias compañías antidisturbios y otras unidades policiales.
El presidente escuchó relatos de algunos agentes de distintos cuerpos, les agradeció el esfuerzo de la última semana y les resaltó su apoyo, indicaron fuentes del Gobierno citadas por medios locales.
"NO eSO una REVUELTA"
El Ejecutivo aseguró más temprano que este estallido de violencia no es una revuelta social en los barrios urbanos más deprimidos del país, sino un episodio provocado por grupos de jóvenes delincuentes.
Fuentes del Gobierno recalcaron ayer a la prensa que lo que se ve "no es una revuelta de los barrios", sino "actos de delincuencia" y de "pillaje".
Los habitantes de esos barrios más desfavorecidos son los más afectados por la destrucción de escuelas, bibliotecas o centros juveniles, pero también por el saqueo de establecimientos comerciales, el incendio de miles de automóviles y de buses del transporte público, estos últimos por unos 20 millones de euros.
Por ejemplo, un total de 429 bares autorizados a vender tabaco fueron sido saqueados en seis días de revueltas, la mitad en la región de París, según los datos oficiales.
"Hay que intentar hablar con los barrios y ser firme con los vándalos. Creo que es un buen equilibrio", dijo el ministro Darmanin al anunciar el dispositivo de seguridad para anoche.
Intento de asesinato
Además, hubo concentraciones de apoyo en favor de los alcaldes de localidades que han sido atacados durante esta semana de disturbios.
El caso más llamativo fue el de L'Haÿ les Roses (en la periferia sur de París), donde un grupo de personas forzó la puerta del jardín, introdujo un vehículo robado y le prendió fuego cuando estaba junto a la casa, en lo que la fiscalía investiga como un intento de asesinato.
Esa noche, la del sábado, el alcalde Vincent Jeanbrun estaba en el Municipio coordinando la situación en la ciudad. Su esposa y dos niños pequeños tuvieron que huir por la puerta trasera. La mujer y uno de los pequeños resultaron heridos.
En una intervención, Jeanbrun lamentó que los representantes públicos y sus familias sean directamente atacados por esta "violencia extrema".
Macron se reunirá hoy con los alcaldes de las 220 poblaciones que más violencia han sufrido durante la última semana.
Mientras tanto, otra fuente de polémica surgió cuando un fondo de donativos creado en internet por un conocido simpatizante de la extrema derecha a favor del policía detenido por disparar contra Nahel superó el millón de euros tras ser lanzada el pasado viernes.
El fondo "Apoyo para la familia del policía de Nanterre" se acercaba a los 1,2 millones de euros ayer a media tarde.