Pacto fiscal
Para el desarrollo económico, un pacto fiscal, que utilice como eje una reforma tributaria resulta muy necesario. El país requiere de una mayor recaudación tributaria, para gastar más en seguridad, educación, salud y pensiones. Además, se debe suplir el déficit estructural -endeudamiento-, ya que el Estado espera gastar más de lo que recibe.
Hoy, las proyecciones económicas no son favorables. Si se suben los impuestos, será difícil separar el efecto que se produzca del cambio de impuestos en la economía y el efecto de una recesión. Esto puede generar expectativas más negativas para la economía, repercutiendo en la actividad económica. Por tanto, el gobierno debe ser muy preciso en lo técnico, para que el mercado no sobrerreaccione ante una modificación impositiva.
Una reforma tributaria que intenta recaudar más debe apuntar a hacerlo de mejor forma, minimizando los efectos de comportamiento de los impuestos. Por ejemplo, en el caso de un aumento en el impuesto corporativo, una forma de aminorar su efecto negativo en la inversión es por medio de la depreciación acelerada, beneficio que fomenta la inversión de cualquier empresa, incluyendo las pymes.
Sobre la productividad por trabajador, esta ha estado estancada. El gasto de gobierno puede ayudar a mejorarla, por medio de inversión pública, mejorar la educación y ayudando a reducir barreras para la movilidad intergeneracional.
El gobierno necesita un acuerdo, más allá del gobierno de turno, para los próximos 10 años. Si este pacto no tiene la envergadura adecuada, tendremos una discusión similar en los próximos dos años.
Pablo Gutiérrez, académico Departamento de Control de Gestión y Sistemas de Información, Facultad de Economía y Negocios, Universidad de Chile
Diabetes: la otra pandemia
Los estudios recientes sobre diabetes mellitus 2, advierten que para el año 2050 los casos a nivel global podrían alcanzar los 1.300 millones, una cifra realmente exorbitante, que más que duplica los 529 millones registrados en 2021.
Este incremento es multifactorial. Por una parte, es consecuencia de importantes cambios sociales, como el aumento sostenido de la obesidad y el sobrepeso, la mala alimentación producto del consumo de grandes cantidades de alimentos procesados, ricos en grasas saturadas y azúcares de fácil absorción y, por otro lado, el cada vez más frecuente sedentarismo.
En el caso de Chile, el principal motivo del aumento de esta enfermedad se debe a la obesidad, condición que aumentó en forma considerable durante la reciente pandemia de covid-19.
Es por esto que los esfuerzos que se hagan de aquí a los próximos 30 años, deben estar enfocados en la prevención de la diabetes, fomentando una alimentación saludable y la actividad física rutinaria.
En ese contexto, el llamado es a llevar estilos de vida saludables, que nos permitan tener una mejor calidad de vida. Un plan de alimentación equilibrado, mantener a raya el consumo de alimentos altos en grasas saturadas y azúcares procesadas y realizar actividad física de manera frecuente. Estos hábitos son favorables para nuestra salud del presente y del futuro por lo que debemos comenzar a ponerlos en práctica desde ya.
Dr. Aníbal Donoso, Clínica Universidad de los Andes
Acceso a la seguridad social
En Chile, un 35-36% de las personas en edad de trabajar (mayor de 14 años) paga sus cotizaciones sociales a través del empleo formal. Pero, la Región de La Araucanía es la segunda región del país con menor participación, donde sólo un 29% de los mayores de 14 años es asalariado formal. Y la situación se agrava por el hecho de que esta cobertura de seguridad social es fuertemente regresiva: mientras en el 5° quintil de ingresos (hogares del 20% más rico de la zona) un 50% de la población en edad de trabajar es asalariado formal, este porcentaje es sólo un 13% en el 1° quintil (hogares del 20% de menores ingresos).
Urge aumentar la cobertura de formalidad. ¿Cómo? La fuente de los empleos formales es el crecimiento de emprendimientos y empresas formales. Debemos transitar hacia un régimen tributario que incentive el ahorro y la inversión a nivel de empresas y que no castigue el crecimiento de éstas.
Elisa Cabezón