"Esto es una acción oficial de la Embajada de Chile (…) Me parece gravísimo que la política cultural de Estado tenga este nivel de desprolijidad y falta de cuidado…"
Gonzalo Rojas-May — Criticando fallido video sobre su padre difundido por Embajada en Argentina.
En agosto se celebra a nivel mundial el Mes del Corazón, instancia orientada a concienciar sobre la importancia de adoptar conductas saludables y prevenir enfermedades cardiovasculares, como el temido Infarto Agudo al Miocardio que afecta a un gran número de personas en Chile, y que según el Ministerio de Salud (Minsal), se encuentra entre las principales causas de muerte en el país, ubicándose muy cerca del accidente cerebrovascular y el cáncer.
El síntoma principal y más reconocido de un posible infarto es el dolor torácico, que generalmente se localiza en el centro del pecho. Aquellos que lo sufren lo describen como una opresión, una sensación de tener una pata de elefante presionándoles el pecho, o incluso una sensación de muerte inminente. Además, este dolor puede irradiarse hacia la espalda, la mandíbula y el brazo izquierdo.
En el caso de las personas que padecen diabetes mellitus, en ocasiones pueden presentar dolor abdominal en lugar del típico dolor torácico. Por lo tanto, independientemente del tipo de dolor, es crucial que los pacientes consulten de inmediato a su Sapu, Cesfam o servicio de urgencia hospitalario.
Es alarmante saber, plantea Carolina Uribe, directora de Enfermería de la Universidad de Las Américas (sede Concepción), que cada 20 minutos una persona fallece en Chile debido a enfermedades del sistema circulatorio. Sin embargo, la buena noticia es que la mayoría de estas muertes, más del 80%, se pueden prevenir o retrasar mediante cambios en nuestro estilo de vida.
En este Mes del Corazón, recordemos que la prevención es la mejor arma contra las enfermedades cardiovasculares. Cuidemos nuestro corazón, adoptemos hábitos saludables y promovamos un estilo de vida activo y equilibrado.
Tibor Weiner Hirschfeld, (Budapest, Hungría 1906-Budapest, Hungría 1965). Él había realizado sus estudios profesionales en la Universidad de Tecnología y Economía de Budapest.
En el año 1929 se integró a la Bauhaus en Dessau, Alemania. Allí trabajó junto a Hannes Meyer, director de la Escuela Alemana. La Escuela Bauhaus había sido fundada en 1919 por Walter Gropius en Alemania con el objetivo de reformar la enseñanza de las artes, la arquitectura y el diseño para lograr la transformación de la clase burguesa europea. Ellos propugnaban una enseñanza racionalista, que ponía la estética al servicio de lo funcional.
Tras los conflictos de la Alemania nazi, Weiner se trasladó primero a la Unión Soviética, y luego a Francia, donde su vida laboral era incierta con pocas oportunidades.
Por todo el clima político europeo, Weiner se traslada finalmente a Chile junto a su esposa húngara, Judith Vadja, primer país que les ofreció visa de inmigración, con seguridad todo ello relacionado al terremoto que asoló la zona centro sur del país, en enero de 1939 y donde había demanda de profesionales del área de la construcción.
En julio viajaron desde Francia hacia Chile, arribando a mediados de agosto al país.
A principios de 1940 Weiner le escribe a Meyer describiendo su primer trabajo en Chile. Se trataba del rol de dibujante de arquitectura del Ministerio de Obras Públicas. Trabajaría en sus primeros cuatro años con el arquitecto Ricardo Müller Hess, quien era jefe de la oficina de Arquitectura de Obras Públicas y en el Ministerio de Educación.
Juntos, Ricardo Müller y Tibor Weiner se ganaron varios proyectos. En ese primer período juntos, tras un concurso convocado por el gobierno chileno, pos terremoto de 1939, ganaron una propuesta, para construir algunos edificios públicos de Chillán.
Fueron casi nueve años residiendo en Chile entre 1939 y 1948. Dejó en nuestro país un legado, a través de sus alumnos en la Universidad de Chile, participando activamente del proceso de Reforma de 1946, en la universidad. Fueron alumnos suyos en Chile, profesionales como: Osvaldo Cáceres González (1926-2022), Ana María Barrenechea Grunwald de Lawner (1928-2017) y Miguel Lawner Steiman (1928), Premio Nacional de Arquitectura 2019. Sobre todos ellos dejó su impronta.
Es Chillán hoy, una ciudad afortunada, porque cuenta con su influjo en la arquitectura modernista que caracteriza el casco histórico, especialmente alrededor de la plaza de Armas, la que puedo inferir, fue gran parte obra de su trabajo, principalmente en los Edificios Públicos, Edificios Municipales, el Teatro Municipal y el Cuerpo de Bomberos, aunque no haya firmado esos planos.
Alicia Romero Silva
historiadora