Frases
"Creo que lo que puedo hacer es trabajar en temas que me convocan, como mujer, medio ambiente, infancia, y la verdad espero no estar frente a ese dilema…"
Michelle Bachelet — Sobre la opción de una
— nueva candidatura presidencial."Creo que lo que puedo hacer es trabajar en temas que me convocan, como mujer, medio ambiente, infancia, y la verdad espero no estar frente a ese dilema…"
Michelle Bachelet — Sobre la opción de una
— nueva candidatura presidencial.En febrero de 2022 comenzó la primera fase de la Ley 21.368, encargada de regular la entrega de plásticos de un solo uso y las botellas de este material en todo Chile, con la finalidad de reducir el impacto que este tipo de productos generan en el medioambiente.
La norma inicialmente se ha enfocado en prohibir la entrega de utensilios plásticos como los tenedores, cucharas, cuchillos, bombillas, revolvedores y palillos, además de productos de plumavit en los expendios de alimentos, tanto para el consumo en el lugar como para delivery. En esto también se incluyó a todos los grandes supermercados, los que debían ofrecer y recibir botellas renovables.
Sin embargo, recientemente entró en vigor una nueva fase de esta regulación, la que establece que todos los almacenes y minimarkets estén en la obligación de vender y recibir botellas retornables. De esta forma, los tradicionales negocios de barrio o, en general, de menor tamaño también deben adaptarse a la normativa.
Para el próximo año, la legislación contempla la incorporación de la entrega de elementos desechables dentro y fuera de un local. Para lo primero se prohibirá la entrega de productos de un solo uso de cualquier material, y en la segunda etapa se permitirá la entrega de productos desechables de material valorizable distinto del plástico, o bien plástico certificado.
Una situación diferente ocurre con las bolsas entregadas en las ferias libres, ya que se excluyen de la prohibición las que constituyan como un envase primario de alimentos, que sea necesario por razones higiénicas o porque previene el desperdicio de alimentos.
Veinte capillas católicas han sido quemadas desde el 2014 en la diócesis de Temuco, según declaró ese Obispado un par de semanas atrás. Se suma una cifra similar de capillas en la vecina diócesis de Villarrica y en la provincia de Arauco (Arquidiócesis de Concepción). A lo que hay que sumar templos evangélicos y aquellos incendiados durante el estallido social. Más de 50 iglesias destruidas en pocos años, lo que sin duda es un atropello a la libertad de profesar y celebrar la fe.
Pero el problema no es solo religioso, pues también se han quemado escuelas, viviendas, vehículos y, lo más grave, se ha atentado contra la vida humana, llegando incluso a la muerte de personas inocentes. Es una violencia irracional, donde no hay ni siquiera una pizca de legitimidad que la pueda justificar. Lo hemos recordado los obispos el pasado 16 de agosto: "La violencia nunca es un camino legítimo: ni para imponer o combatir ideas, ni como medio para promover demandas sociales o políticas de grupo, tampoco como método para obtener por la fuerza beneficios económicos o materiales" (Declaración de la Conferencia Episcopal, Ante los reiterados hechos de violencia en la Macrozona Sur).
Lo que impresiona más en la quema de estas capillas y escuelas, es que la mayoría están en sectores sencillos, en campos, son espacios que sirven a la misma comunidad y han sido construidos, a menudo, con el propio esfuerzo de la comunidad. Si algunos pretendieran promover una "causa mapuche" a través de estos atentados, resulta inaudito que se destruya lo que sirve a ese mismo pueblo. Por eso son hechos tan indignantes, que hay que asociar más bien al mundo del delito y el narcotráfico, que subyugan a las personas y comunidades a una grave situación de inseguridad. Ponen en riesgo valores tan preciados como la expresión de la fe, el derecho a la educación y al trabajo, la seguridad y hasta el respeto de la misma vida humana.
En un escenario así, las autoridades y los organismos pertinentes tienen que tomar medidas políticas y administrativas más decididas para resguardar el Estado de derecho, mientras el país busca formas renovadas de atender a las históricas demandas del pueblo mapuche. Estas demandas nunca justifican el uso de la violencia, como la mayoría de la población mapuche lo entiende, pero siguen siendo un tema a profundizar, para abordar integralmente los desafíos que supone para el país lo que sucede hoy en la Araucanía.
La fe cristiana es portadora de un mensaje de paz, de justicia y de lucha por la dignidad de las personas y los pueblos. Por eso resulta desconcertante que se quemen espacios de culto y de fe. Solo queda alentar a que las comunidades afectadas se levanten y puedan seguir dando testimonio del Evangelio en esas queridas y ancestrales tierras.
Sergio Pérez de Arce A ,
obispo de Chillán