Caso Convenios: entre la duda y la confianza
El caso Convenios ha permanecido en la agenda noticiosa ya por casi dos meses. La investigación periodística asociada y sus hallazgos, la intervención de la Contraloría General de la República, los procesos judiciales y las renuncias de autoridades en toda la escala jerárquica explican su persistencia en el tiempo. No se puede dejar de llamar escándalo a este caso, y por ello debe ser motivo de reflexión.
Hay aspectos, sin embargo, que no han sido suficientemente abordados. ¿Quiénes son y qué responsabilidad les cabe a los directores de las fundaciones cuestionadas? ¿Quién fiscaliza a las fundaciones en el cumplimiento de sus obligaciones y cómo lo reporta?
Al operar en medio de la sociedad civil y en el espacio público, las fundaciones dependen de la credibilidad de sus donantes, el público al cual afectan con sus acciones y la comunidad en general. Lamentablemente, es una realidad que el caso Convenios ha tendido un manto de duda sobre un número importante de ellas, en especial las que se relacionan con el Estado y obtienen financiamiento de este.
El desprestigio es severo y puede provocar que terminen pagando justos por pecadores. Para contrarrestar el daño, es necesario que se adopten medidas legales y de fiscalización. Sin embargo, aunque esos esfuerzos son urgentes, no serán suficientes si no van acompañados por un giro marcado en la gestión reputacional, lo cual involucra decisiones importantes en el ámbito comunicacional y en la información que las fundaciones entregan al público. El propósito debe ser restaurar la confianza, sin la cual estas ven imposibilitada su labor.
Resulta de suma importancia que las fundaciones cumplan con el deber de informar sobre sus actividades, pues esta práctica promueve la transparencia y la rendición de cuentas. De allí la necesidad de mecanismos de supervisión efectivos para garantizar que actúen en concordancia con sus misiones y responsabilidades. Esa labor hoy recae en el Ministerio de Justicia. Por desgracia, no es posible encontrar reportes de sus actividades de fiscalización al respecto.
Reconociendo los graves actos de corrupción del caso Convenios, el gobierno anunció una serie de medidas para impulsar la probidad y la fiscalización, siguiendo las recomendaciones de Contraloría y los análisis previos que habría realizado. Decepciona que los titulares -solo son eso- de esa agenda de probidad no anuncien la implementación de normas más estrictas para la gestión de las fundaciones, la promoción de una mayor transparencia en sus operaciones, la formación en ética y responsabilidad fiduciaria para los miembros de la junta directiva, y la creación de mecanismos de denuncia seguros y confiables para los empleados y voluntarios.
"El gobierno anunció una serie de medidas para impulsar la probidad y la fiscalización (...) Decepciona que los titulares -solo son eso- de esa agenda de probidad no anuncien la implementación de normas más estrictas para la gestión de las fundaciones".
*Vicedecano Universidad de los Andes