El reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, de marzo 2023, puso una alerta de que el aumento global de las temperaturas avanza rápidamente. Informes de diversos organismos han insistido en los efectos que ya comienzan a sentirse. Aumentos de temperatura inusuales y tormentas en zonas donde usualmente no las había, son algunos de los signos. Una proyección realizada en Estados Unidos estima que el nivel del mar habrá crecido dos metros para el año 2100. Las nuevas estimaciones, más pesimistas que otras, se basan en una mejor comprensión de cómo se ha comportado en el pasado la capa de hielo de la Antártida y en un análisis de cómo se verá afectada por el cambio climático en el futuro.

En Chile, se han dado pasos importantes para mitigar los daños que se producen a la naturaleza, como la ley que eliminó la entrega de bolsas plásticas en las tiendas y supermercados, ya que muchas de ellas terminaban en los ríos o en el mar. O el programa de descarbonización de la matriz energética, por lo que se inició el cierre de plantas termoeléctricas a carbón, debido al daño ambiental que producen.

El discurso medioambientalista ha calado hondo en la discusión mundial, por los efectos nocivos que la acción del hombre está ejerciendo sobre el planeta, que pueden llevarlo incluso a una situación extrema de poner en peligro la vida humana y de otras especies. A partir de esta preocupación, muchas instituciones y gobiernos han intensificado sus planes para ofrecer una vigilancia permanente sobre el ambiente. El tema forma parte de las políticas privadas y públicas, aunque es el inicio de una gran cruzada que seguramente tomará mucho tiempo.

Los invito a reflexionar sobre nuestros días, los tiempos que estamos viviendo. Inmersos en lo inmediato, la conectividad extrema y lo vertiginoso de cada día, funcionamos en modo automático. Pasan los días, muchas veces, sin darnos cuenta, sin detenernos. Así, empezamos de nuevo, repitiendo lo anterior, una y otra vez.

No podemos quedarnos atrapados en esto, afortunadamente somos personas libres y todos de alguna forma tenemos opciones y podemos elegir.

A pesar de lo impetuoso del tiempo, reflexionemos un momento, detengámonos sobre algunas palabras y conceptos como: situación de discapacidad, derechos humanos, necesidades especiales, empatía, igualdad e inclusión. Cada uno de estos conceptos tiene en común que se asocia a personas, a otros o a un nosotros. No podemos olvidar que vivimos con otros y que estas relaciones con otros y para otros nos hacen personas. Como meta cada uno podría trabajar para lograr ser mejores personas, buscar momentos que nos acerquen a lo esencial (como diría el Principito).

Invertir algo de nuestro tiempo, algunos momentos en: contemplar, reír, disfrutar, sorprenderse, imaginar, crear, soñar, emocionarse, respetar, comunicarnos, caminar, agradecer, descansar, y volver a reír, ser optimistas y positivos. Esto puede hacer la diferencia.

Propongo para estos días, y para todos los días, saludar al que pasa a nuestro lado, ser generosos, ponernos en el lugar del otro, buscar formas de hacer algo y siempre respetar. Preguntar ¿qué necesitas? ¿cómo te ayudo? Acercarse a otros y no alejarse de los otros, cada uno busque su forma de hacerlo, pero pongámonos en acción.

A propósito de la campaña de la Teletón, le propongo que pinte su auto, vaya al banco, asista al show, venda completos, compre completos, ofrezca su trabajo, su arte, su canto, su talento, todo sirve, todo vale y todo suma.

Cerrando el día, en la serenidad y seguridad que le dan su hogar y sus seres queridos, tendrá una sensación agradable y pacífica que no solo tiene que ver con haber hecho algo bueno o sentirse mejor ser humano, se trata también de haber hecho algo por uno mismo, por nuestro propio bienestar. Entonces ¡Sí! La Teletón nos hace bien, todos los días.

Cecilia Ponce Rebolledo,

directora Terapia Ocupacional Universidad San Sebastián