Esnobismo: la psicopatología del vecindario
Sí, es un anglicismo (palabra que desde el inglés, por adaptación fonológica, se convierte en propio por el uso cotidiano de las cosas del decir y del pensar). "Snob" se puede traducir como "escalar, "trepar". Se trata de una persona que le importa mucho la posición social y que desprecia a quienes son de una posición social "inferior". En "chileno", miran a los demás por "encima del hombro". Es una forma de discriminación que, como parasitismo social, vive "haciendo siempre la pata".
El esnobista quiere siempre ser "grande", goza diciendo "soy amigo del senador o diputado, del alcalde (sa), director, rector, decano, o, del general tanto, del doctor, del abogado, del juez, mi hijo (a) médico, abogado (a), ingeniero (a). Disfruta identificándose con los "grandes" o "talentosos", presume de influyente al estilo de Aristipo (435 a.c._350 a.c., filósofo Socrático, predecesor del hedonismo o la búsqueda de placer en la vida) que, frente a su maestro, éste una vez le expresó: "Por los agujeros de tu vestimenta puedo ver tu vanidad". Las postulaciones a las carreras universitarias, ¿Será por vocación que se quiere ser esto o lo otro? Pensar que en el mundo de la ciencia también lo encontramos, digo, el esnobismo con otros adornos.
Siempre nos han dicho que debemos ser lo mejor de la familia, que descendemos del conde tanto, o del marqués tanto, etc. etc. Es cuestión de mirar a nuestros alrededor, de seguro recordaremos algo de alguien implícito en la "psicopatología del vecindario". El esnobismo es hoy otra epidemia que la podemos encontrar en el mundo científico, ambientes profesionales, incluso en un místico que desea ser "santo" o "maestro espiritual".
El esnobismo sólo muere con el amor y el sacrificio por la humanidad. Es un fenómeno que estamos viviendo hace muchas décadas como producto de un modelo económico y social que degrada nuestra esencia por el poder del dinero y las apariencias. Homo mosum: humani nihil a me alienum puto (hombre soy: nada de lo que es humano me es extraño).
Omer Silva Villena
APV de clase media
La reforma previsional del año 2008, ya hace 15 años, dio un potente impulso al pilar voluntario con el inicio del APV-A de clase media, que bonifica un 15% el aporte de hasta 40 UTM anuales ($2.560.000), con un beneficio máximo de 6 UTM por año ($384.000).
Lamentablemente, la reforma previsional del Gobierno no considera mejoras al pilar voluntario -inclusive pretende eliminar la cuenta 2-, que luego de 15 años, debiera establecer mayores incentivos para darle un segundo estímulo a las cotizaciones voluntarias.
Una propuesta interesante, sería aumentar el porcentaje del beneficio tributario a un 20% y aumentar el monto máximo del aporte a 60 UTM, o en números, un tope de aporte de hasta $3.840.000, con un tope de 20% de beneficio tributario o $768.000.
Como dato, sólo en las AFPs hay más 1.654.000 cuentas de APV, por lo que la propuesta sería de alto impacto.
Lograr un acuerdo previsional es posible, en la medida que el Gobierno priorice acuerdos técnicos transversales, por sobre su propuesta refundacional que no cuenta con apoyo ciudadano.
Eduardo Jerez Sanhueza
¿Constitucionalizar los impuestos?
En 1978, los residentes del Estado de California, frustrados por las continuas alzas en el impuesto a las propiedades (equivalente a nuestras contribuciones), aprobaron por amplia mayoría en un plebiscito limitar la tasa de este impuesto a un 1% del valor de la vivienda y establecer que la tasación de éstas no podría crecer más de un 2% anual.
Esta medida, conocida como la Proposición 13, sigue siendo tremendamente popular en California pese a los problemas redistributivos que genera.
La incorporación de la exención de contribuciones a la primera vivienda en la propuesta constitucional, aprobada hace pocos días en el pleno de la convención, es una mala noticia, no sólo por su evidente impacto regresivo, recordemos que sólo un 22,7% de las viviendas en Chile paga contribuciones, concentradas en comunas de mayores ingresos, sino por las distorsiones en las decisiones económicas y en la provisión de bienes públicos que, sin duda, acompañarán esta medida.
Gonzalo Islas, U. de Las Américas