Una buena parte de los chilenos se define como de clase media, pero las encuestas revelan que esas familias sienten que han quedado desprotegidas por décadas. Los gobiernos priorizan programas sociales para los más pobres, pero el estrato medio se siente postergado y vulnerable ante emergencias, imprevistos, los altos costos de la vivienda, la salud, la educación universitaria e incluso les golpea muy fuerte la cesantía, como ocurrió durante la pandemia, cuando se perdieron un millón 800 mil empleos en el país.

Un reciente estudio llevado a cabo por Equifax reveló que en el transcurso de un año, 135.663 personas han dejado de formar parte de la clase media para integrarse a los segmentos vulnerables. En los últimos años se ha hecho recurrente la frase "la clase media sigue esperando", porque es el segmento que no se siente reflejado en los mensajes ni en muchas de las medidas que anuncian las autoridades y los políticos. Mención aparte merece la cesantía, por el impacto que generó la pandemia en el cierre de empresas o la restructuración de ellas, y ahora por los despidos derivados de la crisis económica.

Larga es la lista de inquietudes, pero tal vez los temas más recurrentes son las bajas pensiones; la delincuencia desatada y la violencia que se han instalado en el país; el endeudamiento excesivo, con el fin de conseguir pagar sus compromisos; los problemas de financiamiento de la educación superior y las dificultades para solventar los gastos de salud. Las familias sienten que van perdiendo el estatus que tanto les costó alcanzar, aun a costa de endeudamiento.

Ese segmento espera que las autoridades no olviden que constituye la fuerza emprendedora y tradicionalmente el sector olvidado por los gobiernos.

Con siete sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial y 17 bienes en la Lista Tentativa, Chile conmemora los 51 años de su compromiso con la conservación y salvaguarda del patrimonio de la humanidad.

La celebración marca la adhesión de nuestro país a la "Convención para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural", aprobada por la Unesco el 16 de noviembre de 1972 y ratificada por Chile en 1980. Este evento busca inspirar a la comunidad a reflexionar y participar en el conocimiento, valoración y la conservación del patrimonio mundial chileno.

Nuestro país ostenta en la actualidad la distinción de siete sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial. Estos incluyen el Parque Nacional de Rapa Nui, Región de Valparaíso (1995); las Iglesias de Chiloé, Región de Los Lagos (2000); el Área Histórica de la ciudad puerto de Valparaíso, Región de Valparaíso (2003); las Oficinas Salitreras de Humberstone y Santa Laura, Región de Tarapacá (2005); el Campamento Sewell, Región del Libertador General Bernardo O'Higgins (2006); el Qhapaq Ñan, Sistema Vial Andino, regiones de Arica y Parinacota, Antofagasta y Atacama (2014); y el Asentamiento y momificación artificial de la Cultura Chinchorro en la Región de Arica y Parinacota (2021).

Asimismo, Chile mantiene 17 bienes incluidos en la Lista Tentativa para ser presentados a la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. De ellos 15 son culturales y 2 naturales, reflejando así la riqueza geográfica y patrimonial que caracteriza a Chile.

Sin embargo, la tarea pendiente está cuesta arriba. Hace un mes, la Fundación Iglesias Patrimoniales de Chiloé dirigió una carta a nuestras autoridades nacionales. El texto fechado en 19 de octubre de 2023 es una solicitud dirigida al Estado de Chile para abordar los problemas existentes en relación con el financiamiento, las intervenciones parciales y por etapas, y el funcionamiento de la Fundación Iglesias Patrimoniales de Chiloé.

La carta expone la falta de financiamiento directo para los sitios reconocidos por la UNESCO, dificultando las necesarias restauraciones pendientes y urgentes. Se destaca la ejecución fragmentada y parcial de proyectos debido a presupuestos limitados, lo cual contradice la urgencia de los casos. Además, se ha identificado un problema persistente en la formación de administradores de sitios de patrimonio mundial: la carencia de recursos para su funcionamiento y gestión.

El mensaje de la Fundación Iglesias Patrimoniales de Chiloé subraya la necesidad común de todos los sitios chilenos de modernizar recursos y perspectivas sobre el patrimonio. Es urgente adoptar un enfoque sustentable que conecte el inmueble, las comunidades y el entorno, superando la actual carencia que genera procesos lentos y acciones parciales en la gestión del patrimonio. Es esencial destacar la precariedad y urgencia para evitar su inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro.

Para avanzar, es imperativo dar un paso crucial: generar la anhelada descentralización de la gestión, posibilitando la supervisión efectiva en la asignación de recursos públicos destinados a la preservación y conservación del patrimonio y contemplar la participación de diversos actores de la sociedad civil, como las universidades, corporaciones y la comunidad en su totalidad.